MITOLOGÍA MESOPOTÁMICA
“El único encanto del
pasado consiste en que es el pasado”. Oscar Wilde.
Con sobrada razón indica
Daniel
Marín Arcones[1] en su publicación “Introducción
a la Mitología Mesopotámica” que la
tradición mítica de los pueblos asociados con el Medio Oriente es sin duda una
de las más interesantes y a la vez desconocida de los registros de la historia de la
humanidad.
Resulta extremadamente complejo realizar un análisis exhaustivo de los
innumerables mitos y leyendas que rodean la fantástica historia de esa región
del planeta, por lo que en esta aproximación se ofrece solamente una somera guía del panteón
de dioses y diosas que se destacan como los más connotados a través de la historia
de Mesopotamia, la cual sirve para acercarse a entender la relación establecida
por estos pueblos ante sus influencias, creencias y el cosmos.
Ante todo, hay que tener en cuenta que, al igual
que la mayor parte de las mitologías, la mesopotámica tampoco es un cuerpo
sólido de personajes bien establecidos; la imagen y el papel de cada dios
cambió mucho con el paso del tiempo. Incluso, para un mismo período de tiempo,
una misma divinidad podía ser adorada en una ciudad-estado, y sin embargo, ser
casi desconocida en otra.
Los dioses se acomodaban a la suerte de los reinados vigentes y de las ciudades en los que eran adorados. Así por ejemplo, cuando Babilonia se
convirtió en el reino más poderoso, también su dios principal, Marduk, se
transformó en el dios primordial del imperio, pese a que previo a ese entonces,
había pasado como una divinidad relativamente irrelevante. Igualmente, en
función de las características imperantes, aparecen cambiantes y acomodaticias aquellas tan
divulgadas relaciones de parentesco existentes entre los dioses.
Empero por encima de todo, la más válida referencia
de la mitología mesopotámica es la división entre divinidades sumerias, semitas
y todos los demás quiebres subsecuentes. Efectivamente, los dioses sumerios fueron adoptados
o adaptados, en principio por los pueblos semitas, esto es, acadios y
babilonios, seguidos los primeros primordialmente por: cananeos, arameos,
filisteos, hebreos y fenicios y los segundos, por asirios, caldeos, cassitas,
hurritas y persas, pueblos que por
espacio de milenios derivaron sus ámbitos de influencia en otros, para llegar con su
espectro, hasta las más variadas y distantes regiones del planeta, añadiendo nuevos matices
a cada uno de los mitos narrados, acondicionados sí, con nuevos personajes que
venían acompañados junto con los acerbos mitológicos adoptados en cada zona en
particular.
Remontándose al más remoto origen de su conocimiento moderno, claramente se pueden encontrar dos grupos básicos muy definidos, de dioses principales a lo largo del transcurso de la
historia en cuestión.
Por un lado aparece la original "Tríada Sumeria", conformada
por Anu (An), Enlil (Enllil) y Enki (Ea), considerados los dioses supremos y autónomos sumerios,
y por otro lado, la primera derivada "Tríada Semita" de dioses de naturaleza
astral, compuesta por Sim (Nannar), Ishtar (Innana) y Shamash (Utu) asociados con la Luna, Venus
y el Sol respectivamente.
Como si fuera poco, a medida que las invasiones sucedían, se
añadían dioses o características ajenas a la tradición original sumeria o semita, cuyas influencias cada vez más van siendo acomodadas a ciertas conveniencias particulares, fenómeno
que por ejemplo sucede con las diversas diosas madres y consortes o en su defecto, igual se
incorporan dioses que detentan determinadas funciones específicas u otros elementos característicos
que disponen de alguna propiedad destacada.
De la misma manera que los sumerios tenían un dios
supremo llamado Anu, para otras culturas tal como en la mitología cananea, esa
figura corresponde a ‘El’o ‘Il’. Ese nombre figura en ugarítico, en fenicio, en
asirio, en hebreo y en árabe, aparentemente tomado del uso acadio, asociación que fue lograda
usando la palabra semítica ‘Il’ o ‘Ilu’, y utilizada en el noroeste de Mesopotamia, la cual tradicionalmente simplemente se traduce como ‘dios’, y en todo caso, referida
como la ‘máxima deidad’reconocida. En algunos contextos, dicho vocablo se usa también sin
traducción, a manera de artículo, aun cuando siempre mantiene su significado original
de deidad suprema.
En la mitología cananea por ejemplo, El o Il era el
nombre de la deidad principal de la raza humana y regente de todas las
criaturas y su nombre significaba ‘padre de todos los dioses’, y en la representación de su imagen siempre
se encuentra por encima o al frente de todas las demás deidades que se muestran
en las iconografías de los hallazgos arqueológicos.
A éste dios todopoderoso llamado ‘El’, también se le denomina
en hebreo como Elohim que literalmente significa «dioses», por ser tomado como
el plural de El en singular. En el uso semítico, la raíz il corresponde a ciertos apelativos muy conocidos como abreviaturas
de la palabra original para ‘dios’ que a su vez nace del término ilum.
‘El’, ha sido considerado el padre de muchos dioses,
los más importantes fueron Baal Raman (Hadad), Yam y Mot, todos los cuales cuentan
con atributos similares a otros dioses posteriores supuestamente afines, tales
como Zeus, Poseidón o Ofión, Hades o Tánatos; personajes que algunos mitógrafos
griegos, igual identificaron ampliamente, por ejemplo, a 'El' con 'Crono', El rey de los
titanes. Por lo general, ‘El’ se representa como un toro, con o sin alas.
También a través del tiempo se le llamó por acomodación sónica: Eloáh, Eláh, palabra que en el idioma árabe moderno, finalmente se convirtió en Allah.
Por tanto, gracias a una serie representaciones
generalmente grabadas o presentes en los templos, todas asociadas con iconografías propias, y respectiva a cada época, se resalta por ejemplo en la cultura Cassita, donde en su
momento se harían populares los ‘Kudurrus’ los cuales son piezas grabadas en piedra, tomadas como testigos de los acuerdos a que
llegaban los pueblos luego de algún sometimiento. La más valiosa peculiaridad es
que los dioses que aparecen, están representados en forma de símbolos dispuestos, en
muchos casos siguiendo las constelaciones celestes y en asociación de las cuales se aceptaron
los símbolos correspondientes a los distintos dioses, iconografía que hoy permite acercarse al
sentido y contenido, originalmente trasmitido con mucha certeza.
ÁRBOL GENEALÓGICO DE DEIDADES SUMERIAS
Y SEMITAS
Dennis Heron
NOTAS: Azul: dios; Rosado: diosa; Negrilla dioses
principales; Marco Negro: dioses sumerios, Marco Rojo: dioses semitas.
“El que no pueda acordarse del pasado está condenado a repetirlo”. Jorge Ruiz de Santayana.
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Fuente: Mi
libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel
García Vanegas