SÍMBOLOS DE LA VIDA (4)
“La
luz es la fuerza que mueve toda la creación”. Anónimo.
El Código. Es un patrón
fundamental que para este caso particular, tiene la función de revelar la forma
cómo funciona la energía en el universo a partir de su estado más básico.
Consiste en un
toroide, con un vórtice de energía en forma de rosquilla que existe en todas
las escalas de la vida que en conjunto con el equilibrio vectorial (VE),
determinan la estructura subyacente del espacio mismo.
La imagen
de cualquier estructura toroidal, aparece como una ilustración muy simplificada
del patrón del flujo energético más fundamental del universo, ello, aún sin
entrar a considerar el tipo de giro. Mirando esta clase de imagen, es posible
imaginar la dinámica fundamental de cualquier cosa, desde un simple átomo hasta
una galaxia o incluso el universo entero.
La
información fluye tanto desde el interior al exterior, como del exterior al
interior al mismo tiempo. Lo es igual y opuesta, como arriba, abajo, cruza el
horizonte de eventos en ambas direcciones y rodea la singularidad en forma de
aparente quietud, la cual centra el vórtice espiral, mientras el espacio-tiempo
se enrosca a todas las escalas simultáneamente, tal como un remolino de agua se
desliza hacia el centro, mientras su respuesta sube en dirección opuesta.
El giro
fractal contiene un número infinito y escalar de singularidades.
Al lograr
incorporar en el entendimiento la memoria de la luz o frecuencia cristalina,
será más sencillo reconocer la alineación de los cristales a cada paso, pues el
rayo dorado o ‘ki’ vital, denominado la esencia solar, es el elemento que
contiene los códigos y paquetes de luz que permiten desbloquear las frecuencias
que han sido separadas o han sido canceladas por voluntad propia en algunas
etapas evolutivas, para permitir vivir ciertas experiencias, o en su lugar han
sido canceladas por otras fuerzas para detener aspectos del desarrollo
cotidiano.
Este
código ha demostrado que ayuda a tener acceso a una energía limpia y abundante
que es al mismo tiempo expande y evoluciona la conciencia para hacer avanzar la
inclinación hacia la ciencia y el conocimiento
La rejilla. Para los griegos los conceptos
fundamentales fueron absolutos, ya que sólo existía un espacio, considerado
como una región o lugar, en el cual, los objetos podían ser movidos libremente
unos con respecto a otros y así poder ser comparados entre sí por medio de una
interpretación geométrica.
A mediados del
siglo XVII cuando el espacio comenzó a considerarse como una colección de
puntos y gracias a la investigación de geometrías no euclidianas, los
matemáticos aceptaron la situación de que hay más de un espacio concebible y en
consecuencia surge un campo mucho más amplio de aplicación de la geometría.
Asimismo con el
desarrollo de la geometría algebraica en el siglo XX, se demuestra cómo en
ciertos campos de estudio matemático, se poseen los dos puntos de vista, el
algebraico y el geométrico, cada uno de los cuales, ayuda al impulso del otro y
por ende, conduce a la unidad esencial de ambas disciplinas.
Actualmente en el
siglo XXI, el concepto de la geometría se incursionó y se comprobó la
existencia de redes planetarias o de campos morfo-genéticos que son las
matrices que sostienen todas las formas existentes. La ciencia entonces
desarrolló el concepto de redes planetarias para el
funcionamiento de cada especie de vida.
La red hace que la información que se aplique a una especie, llegue a cada uno de sus integrantes. Si bien éste concepto no es nuevo, pues Platón teorizó sobre éste concepto, igual lo hicieron los mayas, egipcios, e indios hopis, hoy su concepción se ha afianzado.
Las redes se agrupan y se relacionan por medio de la aplicación de las estructuras geométricas de los sólidos Platónicos. Al respecto Platón decía que la estructura básica de la tierra se encontraba en proceso de evolución en una red icosaédrica de veinte triángulos.
Dichas matrices son un tipo de enrejados que cubren ya sea el planeta, el cuerpo, los lugares, las células, los átomos ya que modulan la energía-luz que crea y sostiene la percepción de las formas.
Su origen es
cristalino e invisible y se mueve a la velocidad de la luz. Estas estructuras
constituyen lo que hoy se conoce como lenguaje de la luz, lo que se corresponde
con una manera de recibir información y energía con el fin de facilitar el propio
desarrollo.
Constituye un
método de aprendizaje que opera sin necesidad de libros o uso del intelecto. Es
un lenguaje formado por 144.000 sellos de energía cristalina por ser esta la
forma como se decodifica la luz que para el planeta se encuentra a una
distancia de 30 millas alrededor de la superficie de la tierra.
Al final cada una
de las redes se unifican por medio de la esfera bajo un patrón de unidad, la
única diferencia es que dentro de sí, tienen interconexiones rectas formadas
por el sólido Platónico al cual representan.
La representación
de una rejilla o matriz de sesenta y cuatro tetraedros constituye el número
mínimo de tetraedros imprescindibles, necesarios para ver el patrón geométrico
fractal de un vector en perfecto estado de equilibrio en todas las escalas. Su
número forma dos octavas de la forma geométrica llamada cubo-octaedro o
hexágono de tres dimensiones.
Más
adelante, al llegar a 512 tetraedros, se completa otra octava más del
cubo-octaedro, para luego al pasar a 1026 se obtiene otro y así sucesivamente.
Hoy los programadores de ordenador han asentido que éste modelo corresponde a
la misma progresión que se ha utilizado en la construcción de la memoria de los
ordenadores.
Curiosamente,
el I Ching o "Libro de los Cambios",
revela el código a través del tetraedro de sesenta y cuatro caras. Se trata de
un antiguo texto chino que se remonta miles de años y que es utilizado como un
oráculo, pues por su contenido se le conoce como el libro de la sabiduría.
El I Ching
se compone de sesenta y cuatro estados oraculares que están formados cada uno
por una variación de seis líneas horizontalmente apiladas, cada uno de ellos llamado
hexagrama.
Nassim en
su investigación, fue más allá de la interpretación literal de cada hexagrama,
para buscar el sentido del I Ching como un todo y es ahí donde se puede
detentar de nuevo el patrón codificado de sesenta y cuatro unidades.
Pues
bien, cada hexagrama contiene seis aristas que forman un tetraedro, y en
conjunto forman un cristal de sesenta y cuatro tetraedros.
Este es
el mismo patrón subyacente del toroide que es el mismo código que se transmite
a través del más influyente de los textos chinos antiguos.
Por otra
parte, el Físico Stan Tenen[1], en
desarrollo de su investigación del denominado ‘Proyecto de Meru’, revela que el
alfabeto hebreo es un sistema de codificación gráfico de sombras (shadowgrams)
del Toroide. Asegura que si se utilizan de una forma muy precisa las diferentes
formas de toroide, se puede crear cada una de las letras del alfabeto hebreo,
simplemente, girándola en distintos ángulos.
Stan Tenen,
asimismo ilustra cómo el alfabeto se establece perfectamente en la estructura
del equilibrio de Vectores, con una clara identificación de orientación de los
ejes de giro.
La red planetaria
es por tanto una manifestación de la evolución de la energía y del crecimiento
diseñado por la conciencia universal. La realización alquímica evoluciona desde
aquello sin forma y se dirige a una perfección geométrica, la cual es simbolizada
por el dodecaedro manifestado en la piedra filosofal, gema facetada perfecta en
rojo rubí, lo cual conduce al icosaedro.
Todo lo que
existe, todo lo que es, nació y nacerá a partir de esta matriz divina. Este
holograma representa una secuencia geométrica esférica que marca la unidad
conformada por infinitas esferas que se contienen y se entrelazan unas con
otras y dan forma a la ‘flor de la vida.
Contempla la
geometría sagrada que cada célula contiene la total información del perfecto
bienestar, por lo tanto en cada ser habita la memoria universal de la armonía y
plenitud capaz de revertir y transmutar todo proceso de enfermedad,
envejecimiento y desbalance vibracional con la simple intención armónica y de
conexión al patrón original.
A pesar de que
esta información parezca nueva y sorprendente, es muy antigua. Los Atlantes, Egipcios,
Esenios, Mayas, conocían perfectamente este holograma y lo utilizaban para
sanar y restaurar cualquier parte desarmonizada, empleando la intención y
pensamiento adecuados, restableciendo el orden, el rejuvenecimiento y la
perfecta salud en sus cuerpos físicos y etéricos.
Actualmente la
aplicación de técnicas de sanación holográfica se ha desarrollado en todo el
planeta de una forma conmovedora y en continua expansión. No es coincidencia
que la memoria del poder de éste símbolo sea devuelta al planeta.
A su vez, la flor de la vida está constituida por infinitos códigos de color, sonido y formas geométricas con las cuales se diseña y expresa cada átomo de vida. En consecuencia, la geometría sagrada de la red, contiene los patrones de energía por ser la matriz cristalina de la creación que viaja por las matrices, al contemplar desde el microcosmos hasta el macrocosmos, una serie de hologramas, fractales, mandalas, yantras, espirales y toroides.
La geometría sagrada es el plano de la belleza de la creación
y el origen de toda forma. Es una ciencia antigua que explora y explica los
patrones de energía que crean y unifican todas las cosas y la manera exacta
cómo la energía de la creación se organiza. Aparece en todos los tamaños, en cada
patrón natural de crecimiento o de movimiento que necesariamente corresponde a
una o más formas geométricas.
Una sola
conciencia con soberanía integral, está detrás de toda la creación. Todas las
formas de vida emergen desde atemporales patrones geométricos y códigos donde
se supone está oculta la Flor de la Vida en todo lo que ha sido realizado por la
fuerza del espíritu.
Un
montón de cosas del entorno natural se incorporan en el modelo del patrón de la
‘Flor de la Vida’, como el panal de miel, los copos de nieve, etc... Desde el
gran cosmos, las galaxias y las estrellas que giran alrededor. Igual las
cadenas de ADN, la córnea de los ojos, los pétalos de flores, piñas, ramas de
árboles, cáscaras de nautilos, cristales del diamante o las partículas vivas
más minúsculas, todo, absolutamente todo funcionamiento, se basa en los
principios básicos pregonados por indicación de la sublime Geometría Sagrada.
Sin embargo y sin duda alguna, el elemento cumbre de la
Geometría Sagrada es: ¡El observador! por ser éste, el elemento mágico e inesperado
que como un alquimista creativo, opera ya sea mezclando geometrías, paletas y
sonidos con una sorprendente y nunca vista habilidad.
Es capaz de revelar el arte proveniente de su propia
conciencia, al confiar en el arsenal de ‘reservas ocultas’ de su propia mente, manifestado
en las emociones y depositado en el alma, como elemento contundente presto a
guiar de manera creativa la propia experiencia.
“Al final, el observador recibirá lo que es
singularmente apropiado para el ingenio que le acompaña en un momento dado”.
Dennis Heron.
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Registro de Propiedad
Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor:
Daniel García Vanegas.
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ETIQUETAS:
Flor de la vida. árbol de la vida, cubo de Metatrón, geometría sagrada,
hologramas, fractales, Yantras, mandalas, laberinto, espiral, Mer-ka-bah,
sólidos, perfiles, figuras, poliedros regulares, sistemas, ordenamiento,
energía, vibración, entidad, existencia.
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