lunes, 7 de septiembre de 2015

EL ADN (6)


EL ADN (6)

“Los maestros esotéricos y espirituales han sabido a través del tiempo que el cuerpo es programable por medio del lenguaje, las palabras y el pensamiento. La única diferencia es que ahora está siendo científicamente demostrado, explicado y probado”.


Desde un punto de vista exclusivamente esotérico, el ADN energético es el que dispone, manda, escoge y ordena la forma estructural en que se ha de organizar el ADN biológico al momento de la concepción, codificando así las características físicas ‘ideales y perfectas’ para asumir la nueva experiencia de vida.

Por otra parte, el flujo de energías que conforma el ADN energético es el encargado de dirigir cada segmento de cada filamento físico según sean sus frecuencias y vibraciones dominantes. Fenómeno que le permite a la vez, comunicarse con el siguiente segmento y con el siguiente filamento a través de constantes impulsos imperceptibles.

El ADN energético no fue planteado con anterioridad, pues tradicionalmente siempre se estudiaba su directa relación con la consistencia biológica, sin tener en cuenta la sucesión hereditaria de las posibles vidas pasadas, aceptando el concepto que la vida no termina con la muerte física, por considerarse se acepta un eterno presente dentro de cada escala biológica.

Dicho de otra manera, éste ADN energético o espiritual es la esencia sucesiva del alma que encarna y experimenta muchas vidas ante la necesidad energética de encontrar el equilibrio. Y lo que es lo mismo, durante el curso de la vida, representa los dictados de la consciencia que se ejecutan en el cuerpo físico, por ser el vehículo o transporte de aprendizaje que el Ser dispone en presencia de la 3D.

El observador desprevenido se enfoca demasiado en lo externo, pretendiendo lograr un dominio material, perdiendo entonces el debido equilibrio entre la consciencia espiritual y la consciencia material y es por ello que le cuesta entender quién se es él, de dónde procede y hacia dónde va.

Es por lo tanto la consciencia, la misma que conlleva todas las lecciones duales del ADN energético o espiritual, la que pretende lograr aprender de la experiencia, con el propósito final de obtener la ascensión. Más en el devenir de las vidas, en función de la orientación hacia la supervivencia, las almas fueron modificando su percepción, desvirtuando, reprimiendo o tergiversando las energías, para poco a poco alejarse del Ser interior perfecto.

Por ello, todos los movimientos que se hacen desde la energía, dependen de cada acción diaria, y serán los efectos de una causa que generará nuevos efectos, lo que a su vez permitirá la reorganización estructural del ADN energético; y cuando éste proceso se haga a través de la introspección, se empezará a despertar la consciencia en uso y posesión del Libre Albedrío, donde el alma decide encarnar y escoge el escenario de su vida, continente, país, padres, el tiempo para venir y permanencia en la tierra, tomando todas las lecciones, mientras el cuerpo físico, sólo le permite desarrollar todo aquello que pretende aprender, ya que es su vehículo o transporte para experimentar en la tierra y es allí y de esa manera, cómo se expresan en forma de lecciones, las enfermedades, los accidentes, y todo tipo de eventualidades.

El propósito evolutivo de la estructura del ADN a su vez tiene que ver con la espiritualidad, a su vez relacionada con los pensamientos del observador sobre la creación misma. La persona consciente de su despertar debe activar de manera voluntaria y constante el cúmulo energético propio del humano pensante, o sea, activar su generador cerebral aplicando el intelecto que estimula cierta parte del cerebro latente en función de su individualidad.

Se trata del manejo de los sentidos y el control de la mente  a través del desapego  de todo aquello que lo mantiene atado al mundo físico y material: deseos, odios, afanes, ambiciones y caprichos que corresponde al manejo de las energías relacionadas con el raciocinio, la reflexión, el análisis, la lógica, el sentido común, la verdad, el deber, la prudencia, la disciplina y la rectitud que aparecen mezcladas con energías de amor, paz, dignidad, armonía, respeto y tolerancia, entre muchas otras. Es el diálogo interno que al ser consciente estimula y activa energías en el ADN relacionadas con la sabiduría inherente al Ser Interior.

Al permanecer en un estado de consciencia plena, esta actividad se convierte en una forma de vida pues cuando se comienza con la práctica de un proceso consciente, se manifiestan poco a poco, una serie de sentimientos incondicionales de plenitud, por tanto se presentan un conjunto de cambios manifestados en la personalidad y el carácter, como un proceso de transición del despertar de la consciencia.

Una vez el observador toma consciencia, entonces imprime a todas las células, los retos o lecciones que se traen como objetivos de vida, es decir, el ADN energético se aplica, allí en donde las dificultades que se tengan, conformen el gran diseño de código espiritual.

Cuando estos patrones a trabajar se van transformando, se generan otros patrones de conducta y de personalidad por cuenta de la interacción mente-cuerpo y como resultado, se instalan nuevas conexiones para seguir en el proceso espiritual.

La vida será tomada como la escuela en donde se viene a aprender y los ‘problemas’ serán vivencias, experiencias, sucesos, procesos, exámenes, pruebas o lecciones para lograr la evolución del alma. Por eso el observador es el responsable de lo que le pasa, en particular, por la forma como haya usado las energías a través del pensamiento, de los sentimientos y de las propias acciones.

En el plano esotérico se sostiene que todo ello ha sido elegido antes de venir a la encarnación, nadie es culpable de lo que sucede, y seguir creyendo en ello, impide el necesario cambio de consciencia; se debe pues cambiar la creencia de que las tragedias y sufrimientos son un mandato.

No son los gobiernos, ni los políticos, ni la familia, ni la sociedad, los responsables, es el observador quien ha escogido las lecciones de forma individual y el trabajo de ascensión lo debe hacer cada uno, ya que nadie ajeno trabaja ni corrige el patrón energético escogido, eso en el fondo lo hace cada uno en forma individual.

Las lecciones vienen dadas como potencialidades o posibilidades, de allí es que se habla del poder que se tiene para cambiar el destino, cuya consciencia se encuentra presente en muchas oportunidades, para cambiar las frecuencias operativas, para aprender las lecciones de armonía, aun cuando si ella permanece alejada del perdón, la tolerancia, la comprensión, la aceptación, la compasión, el amor incondicional y sólo se expresa por medio de la separación, críticas, juicios, venganza, rabia, violencia, miedo, etc., entonces se seguirán experimentando tragedias, sufrimientos, dolor, enfermedades o cualquier evento traumático dentro de sí y latentes en el entorno, sin llegar a ningún cambio posible.

Los autores también citan diversas fuentes sobre cómo en épocas anteriores, la humanidad había sido, al igual que los animales, muy fuertemente conectada a la conciencia de grupo y actuó como un grupo. Sin embargo para desarrollar y experimentar la individualidad, el género humano tuvo que olvidarse de la súper-comunicación o súper-conexión del ADN casi por completo.

Se supone que si los humanos en uso de su plena individualidad recobran la conciencia colectiva, tienen un poder suficiente para crear, modificar y dar forma a la conciencia de grupo como especie y acceder a las frecuencias de resonancia de la Tierra, llamadas frecuencias Schumann.

Si se consiguiera utilizar el poder mental como civilización unificada, se tendría el control de las energías del planeta-hogar como una consecuencia natural. Cuando un gran número de personas centran su atención o conciencia unificando los pensamientos, entonces, después de generar un cierto número aleatorio, se comienza a generar y entregar números ordenados en lugar de los aleatorios.

Una conciencia de grupo ordenada crea orden en su entorno. Cuando un gran número de personas reúnen su concentración de cerca, por ejemplo los potenciales de violencia también se disuelven. Se crea una especie de conciencia humana que funciona como un proyecto de Conciencia Global.

El éxito radica en hacerse responsable y autónomo de las acciones, y en aprender la lección que el alma brinda a los descendientes. Entre más se postergue el entendimiento de ésta materia, más lejos estarán las soluciones a los problemas actuales, pues muchas acciones resultan tergiversadas ante los hechos y ello sucede porque al final, no se conoce quién se es, ni que es lo que se está haciendo en el aquí, ni en el ahora.



Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas.
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ETIQUETAS: Toroide, toroidal, vector de equilibrio, phi, fi, proporción áurea, Efecto Coriolis, magnetismo, energía, vibración frecuencias, fuerza, entidad, existencia, partícula de Dios, identidad, singularidad.


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