“El jade necesita
ser tallado para ser una gema”. Proverbio chino.
El Ego
humano, es el ser individual o punto de la identidad que acepta a la
conciencia, ya que en general su presencia, es asimilada con el alma. Llámese
entonces, punto de conciencia o identidad del Yo.
Algunas
creencias, lo asocian con la mente carnal que dispone de voluntad propia y que
forma parte activa del intelecto humano, proporcionador de autoconocimiento y
exento de la naturaleza animal del hombre.
Es la
mente la encargada de conectar la idea con el mundo exterior, para volver
realidad el presente. Sin embargo, muchas veces es el ego, en especial cuando
él está en control de la mente, el que se apodera de la idea, dejando a un lado
la intervención del Ser.
En ese
nivel del ego, existen cosas y explicaciones producto de los hábitos, tales
como la incertidumbre, la perplejidad y las preferencias, debido a que el
observador no considera ser lo suficientemente potente o responsable, como para
ser el creador de su propia realidad y delega la responsabilidad de serlo a un
supuesto ser superior nominal.
Lo
imaginado, considerando que así cumple con su papel. general, la personalidad
vive en medio de la oscuridad, porque difícilmente se pone en contacto con la
luz proveniente del Espíritu o Mente Suprema Consciente o el ‘Yo Soy’ y que
dada esta razón, en su ambular se confunde ante los caminos a seguir, ya que
por cuenta de su discernimiento, cae casi siempre en un orden caótico, pues
piensa de manera incompleta y por ende, actúa mal, todo, porque elige
erróneamente, o se aferra a la materia dándole un poder inusitado, o porque
coloca toda la atención por fuera de sí misma, provocando entonces
enfermedades, accidentes, confusión , locura y muerte.
El Ego
sólo actúa en estado de vigilia, esto es, cuando se está despierto, pues el
subconsciente toma posesión del ser cuando entra en estados de adormecimiento.
Vale aclarar que mientras se duerme únicamente opera la mente egotista,
subconsciente o alma.
Para
otros, es el interpretador del Yo carnal, dotado de personalidad en la tercera
dimensión, el cual, se manifiesta por medio de los conceptos enseñados por los
padres, la cultura, la sociedad y la religión. Es el reflejo latente de la
expresión de la actitud general heredada, la misma que toma el individuo en su
diario vivir y que se basa en la adaptación de una serie de creencias sean
propias o ajenas
Pero
sólo a medida que se observa la vida y se comienza a ver el vínculo entre los
pensamientos y las experiencias, es posible convertir al pensador en un Ser,
con deliberación intencional.
El ego,
en su lucha por la individualidad, opone resistencia, se separa del espíritu y
genera dramas personales y en ciertos casos, actúa de forma voluntariosa.
Seducido
el hombre por sus deseos, emociones y ego, se convierte en esclavo de
convencionales exigencias corporales, de lujo, poder y religión,
desequilibrando la vida con excusas psicológicas. Es entonces cuando comienza
el reino de la miseria y la confusión.
El
ejemplo crucial de la mala actuación del Ego, se acredita a Lucifer, Ser que
obtuvo el rango de arcángel y cayó de su estado de gracia por ambición, orgullo
ególatra y desobediencia a las leyes de Dios.
Lo que
mal sucede resulta de cuando el Ego está es muy crecido, allí, se nubla la
capacidad de acercamiento a la Conciencia Eterna y es entonces cuando el alma
pierde su rol de observadora al confundirse con el Ego, pasando a creer
categóricamente que aquello que ve afuera de la ventana, es lo único real.
Casi
todos los grandes maestros hablan al respecto y muchos sostienen que para
educarlo hay que someterlo. Parece que controlarlo es suficiente, pues casi que
no hay ni que tocarlo, aunque si tenerlo en cuenta y vigilarlo de cerca, es
más, por medio de un adecuado discernimiento, es posible convertirlo en un
invaluable aliado del Ser.
El ego es
lo que es y aquello que en realidad no es, depende de la actuación del observador,
resulta ser algo así como lo que se aprecia como el aroma de las plantas o el
sonido del corazón, aparecen y desaparecen a cada instante haciendo un sonido
diferente, si, algo así es el ego.
No se
puede partir del hecho de considerarlo como una ilusión, si bien es un producto
de la mente, no se puede siquiera decir o afirmar que no existe, él es
holograma, es imagen, es proyección, está presente en la mente y es allí donde
ha reinado, así que sería iluso afirmar que no es, o que es nada, pues al
final: ‘La nada, nada es’ una vez el observador ha logrado establecer una
conexión con el ser consciente o conciencia eterna, el Ego ya no sabe dónde
meterse. Por eso, no se recomienda luchar con él, sino por lo contrario
llevarlo a ser parte activa de la denominada: ‘Pura Conciencia Creadora’.
Ser que
se conecta con el Espíritu o Yo Soy de la séptima dimensión, cuenta con el
saber y la luz suficientes para comprender quién es en verdad y así, logra
acelerar su frecuencia vibratoria, evento que le facilita ascender hasta los
planos superiores de consciencia.
El
libre albedrio, es el don divino dado por el principio único de la existencia,
para entrar a decidir y a centrar la atención ya sea en los campos de la
materia o del espiritualmente subconsciente, es tomada como el alma vigente en
la quinta dimensión, en ella se guardan todos los conceptos y creencias
provenientes de la experiencia ganada en esta vida y en vidas pasadas, allí, se
guardan los votos y compromisos adquiridos con gran poder en vidas anteriores y
entre esos votos pueden existir, la castidad, la pobreza, el aislamiento, la
muerte. Si conscientemente no se revisan éste tipo de votos y compromisos,
difícilmente se podrá salir del reino de sus opuestos como son: la pobreza, la
soledad y la muerte.
Los
opuestos marcan cada extremo del comportamiento humano y genera la dualidad, pues cada comportamiento
terminal conlleva sus propias características. El frío entume, el calor sofoca,
la soledad aísla, la multitud agobia, la pobreza lastima, la riqueza enceguece,
el fracaso duele, la fama trastorna, la enfermedad mata, los defectos y los
errores producen juicios y ansias de revancha, aún lo perfecto, produce
envidia, celos y pasiones.
Si se
está quieto hay desesperación, si se está inquieto aparece la zozobra, cuando
se margina hay tristeza, ante la adulación se cede, si se está lejos se extraña
y añora, si se está cerca se pelea y enfada. Siempre hay un inconformismo
latente.
La
sombra y la oscuridad aterran, mientras la luz y la sabiduría deslumbran y
hasta se ven inalcanzables.
El individuo
se defiende del todo y de manera constante, pues siempre hay una aparente
insatisfacción y aun cuando no se ha venido a colmar las ansias, tampoco se
sabe cómo ser felices. Sin embargo, se debe apreciar que en esta etapa de la
evolución, el observador no ha venido a triunfar ni a fracasar, sólo a
experimentar. La facultad de ser creador, mira la dualidad, los opuestos y los
complementos, todo en una misma historia que hace creer que realmente se
desempeña el papel que se interpreta y de hecho, cada uno se lo cree sin
siquiera entrar a cuestionar el trasfondo de su actuación.
Cada
ilusión hace pensar en forma dual, mientras el ego engaña, creando una ilusión
distorsionada que enfrenta los extremos y en consecuencia los conduce a
propiciar conflictos.
El actor
ha venido encontrar su divinidad interna de creador, esta vez, ubicado en la
tercera dimensión y concentrado en el ahora, esto resulta ser de por sí, lo más
interesante y retador. El desafío está en el proceso de la evolución del
trabajo necesario para descubrir y hacer frente al despertar interno.
Despertar,
es armonizar esas partes en conflicto e integrarlas, más no necesariamente como
buenas, ni como malas, ya que ellas son sólo parte de lo que son. Ningún hombre
vive exclusivamente para sí, puesto que toda cosa viviente, está unida con
lazos indisolubles a todas las demás cosas vivientes.
El
hombre, debe estudiarse a sí mismo y una vez lo haya hecho suficientemente
bien, lo siguiente que debe hacer, es repasar lo estudiado sobre sí mismo, una y
otra vez sin descanso.
Aquel que
felizmente conoce su ego inferior, conoce el reflejo ilusorio del mundo y
reconoce entonces que todas las cosas son transitorias; mientras que quien
conoce a su ‘Yo Superior’, conoce el principio único de la existencia eterna y
así, llega a saber todo aquello que nunca cambia.
La
sabiduría y la iluminación consisten en que nada deslumbre, ni aterre, espante
o inquiete al observador desprevenido.
El
conocimiento de lo exterior, es un vivo, aunque parcial reflejo de lo grabado
en el mar interior de la consciencia individual. En la medida en que la
evolución progresa, el ego tiene la facultad de establecer más y más formas de
pensamiento concretas Entonces, se esfuman para siempre las contracorrientes
del ego y la retribución no se hace esperar.
Sin
embargo, siempre se debe recordar que el ego habla mucho y calla poco, por lo
tanto conscientemente se debe silenciar. Producto del cúmulo de tales
pensamientos, se crea el fortín de operación del ego.
Corresponde
entonces ir más allá del pensamiento por medio de la observación, esto es, se
debe asumir activamente el papel del testigo que mira desde afuera el acaecer.
Por lo tanto, simplemente se trata de observar los pensamientos, sin entrar a
juzgarlos, sin condenarlos o sin darles mayor importancia, eso sí, asumiéndolos
con un total desapego y dejando que fluyan sobre los registros archivados en la
mente, no sólo la actual, sino la genética.
El
egoísmo trae peores consecuencias kármicas a partir del consumo innecesario de
energía, la búsqueda sólo de placer u otras cosas que se relacionan con el
interés del ego, del ego puro.
“No
puedes guiar el viento, pero si es posible cambiar la dirección de las velas.
Proverbio chino.
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Registro de Propiedad Intelectual DNDA:
10-427-242
Autor:
Daniel García Vanegas.
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