GEOMETRIA SAGRADA (4)
La espiral es otra de las formas del lenguaje de la
luz que siempre recuerda que en la
naturaleza y en el universo mismo, ella aparece como una presencia constante.
Se trata de una de esas formas innatas que se encuentra en muchas partes, desde
ciertas plantas hasta en las galaxias y pasa evidentemente, por las conchas que
se recogen en las playas. Además, todos los cuerpos geométricos que han sido señalados
anteriormente, de hecho se complementan con la figura de la espiral.
Esta
imagen constante no escapó a la observación de los antepasados que la mezclaban
con su medio natural; con base en dichas formas y apariencias, hicieron signos,
al crear un lenguaje simbólico en toda regla, lo que les permitía realizar una
fácil intercomunicación entre ellos e incluso comulgar con la naturaleza.
En toda
Europa se han encontrado megalitos, esos bloques de piedra monumentales
erigidos en el neolítico, sobre los que ya se grababan espirales. Es de suponer
que al dibujar en su lápida sepulcral este símbolo, mostraban un fenómeno
corriente en la naturaleza, ya que de esta manera demostraban la apreciación de
contemplar una creencia en el más allá y en la vida eterna, siendo
efectivamente la espiral, la figura que muestra un movimiento evolutivo sin
fin. Es más, se podría decir que en la espiral se resume plenamente el símbolo
de la evolución.
Secuencia de Fibonacci [1] Fue Leonardo Fibonacci el matemático
italiano que introdujo y popularizó el sistema de numeración hindú-árabe,
también llamado ‘sistema decimal’ en Europa. Él contribuyó en gran medida con
la teoría de números, y durante el trascurso de su vida publicó muchos textos
importantes. Hoy es más reconocido por la serie de Fibonacci o la serie
numérica que se encuentra reflejada con frecuencia en el mundo natural.
La secuencia es una figura sagrada digna de
considerar en éste análisis. Acontecimientos biológicos como el arreglo de las
hojas en el tallo, los conos del pino, la ramificación de los árboles, la
floración de las alcachofas, las espirales de semillas en el girasol, los
caracoles o piñas, el número de machos y hembras en una colmena de abejas, son
algunos de los múltiples ejemplos de la aplicación genérica de la mencionada secuencia
de Fibonacci que está ampliamente presente en el funcionamiento de la
naturaleza.
La
espiral de Fibonacci constituye por tanto, un ejemplo clásico. En el año 1202,
Fibonacci publicó un libro titulado "Liber
Abaci", en el que incluyó varios problemas y métodos algebraicos. La
bien reconocida espiral, denominada ‘sucesión de Fibonacci’, aparece
constantemente en las manifestaciones de la
naturaleza. Esta secuencia se forma al sumar sucesivamente los dos
elementos anteriores de la serie matemática que parte del cero, es decir: 0, 1,
1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144…
Es notable además que al dividir cualquier número en la
secuencia de Fibonacci con el anterior, por ejemplo, 55/34 o 21/13, la
respuesta es siempre cercana de 1.61803, cuya constante se conoce como la
‘Proporción Áurea’.
Una de las actividades más profundas y significativas
incluidos dentro de la geometría sagrada y concerniente a la Fuente Luminosa, corresponde
a la ‘Espiral Áurea ', derivada del uso
de la Proporción Áurea.
La
espiral une todos los cuerpos geométricos y los hace viajar en el espacio, por
tanto, cada sólido es una nave de conciencia.
Hoy
se reconoce que por lo menos se generan dos espirales: una femenina que
permite recibir información del cosmos y otra masculina que proyecta la energía
para abarcar toda presencia de vida, allí donde se encuentre. Una apunta hacia
abajo, ya que es receptiva y la otra es proyectiva, pues apunta hacia arriba.
La proporción áurea o dorada fue utilizada en el diseño
de edificios sagrados en la más antigua arquitectura para producir esa energía
espiritual pretendiendo facilitar la conectividad con los reinos espirituales a
través de la oración.
Cada realidad tiene su propia estructura y de hecho, la
vida resulta aún más estructurada. Esto refleja la naturaleza en forma de
geometría. La geometría es la base misma de la realidad coherente gobernada por
leyes que no se ven. La proporción áurea gobierna y se encuentra inmersa incluso
en las formas de vida de menor proporción Pues bien, la
espiral aurea es de naturaleza cósmica y no tiene principio ni fin mientras la
espiral de Fibonacci, comienza en un punto determinado y luego se une en el
espacio con la espiral áurea.
En los
círculos de cultivos (Crop Circles) se observan los considerables patrones
mostrados como resultantes del aplanamiento de los cultivos, los mismos que han
aparecido en diferentes partes del mundo y que en su conjunto siguen el patrón
supremo de la ‘Flor de la Vida’. Muchos creen que estos círculos de cultivos
han sido creados por extraterrestres, lo da lugar a la creencia que estos
impactantes conceptos geométricos, se relacionan con formas de vida superiores
de carácter alienígeno.
La pirámide, en realidad no es otra cosa
que una espiral logarítmica materializada en un sólido tal como la piedra. Ella
es la evolución de la forma en caracol del zigurat y de la pirámide escalonada.
Esta relación pirámide-espiral, ya fue comentada por H.P. Blavatsky, quien
afirmó que estas construcciones no son meras resultantes de un dictamen
caprichoso, sino que obedecen a precisos cálculos orientados al servicio de una
numerología sagrada.
La forma piramidal contiene en su seno el
movimiento del torbellino ascendente de las ondas energéticas que se mueven
hasta el vértice de la pirámide.
En cuanto
a las construcciones piramidales, dice Alberto Chalela[2] que
dicha forma representa uno de los conceptos más elevados de perfección y
equilibrio, pues refleja la conexión del universo cósmico con plano físico, lo
que recuerda la armonía que debe regir entre el conocimiento de las cosas y la
materia, ello para alcanzar el valor evolutivo elevado que le corresponde a
cada forma, ya que éste elemento se convierte en una especie de antena
resonante frente a las frecuencias que absorbe, convirtiéndose en un
amplificador de energía, capacitado para transformar la energía cósmica en toda
una gama espectral de la luz que se recibe desde el espacio exterior y que
luego, se irradia.
La comprensión de la geometría como una parte fundamental
de la existencia no es nada nuevo, de hecho la proporción dorada y otras formas
de la geometría sagrada se aprecia incrustada en muchos de los monumentos
antiguos que aún permanecen. La gran pirámide de Guiza, la más antigua de estas
estructuras, es un ejemplo. La altura de esta pirámide está en función de Phi en
su base. De hecho, la geometría de esta estructura particular, es mucho más
precisa que la que se encuentra en cualquiera de los edificios modernos
actuales.
Esto explica por qué entre formas espiritualmente
significativas populares, son las pirámides y las cúpulas, la base de los edificios
religiosos, ya sea de mezquitas, iglesias o una sinagogas. Este tipo de
construcciones particulares, son emisores de energía; ya que son formas
producen un tipo de onda penetrante portadora del sonido, que actúa tal como lo
hace una frecuencia de radio. La cualidad vibratoria que ofrece la proporción
áurea es muy fuerte en cuanto a sus propiedades de comunicación, pues facilita
la resonancia de la oración.
En algunos casos, el material de la construcción piramidal tiene un gran contenido de cuarzo, lo cual les convierte en inmensos osciladores, que generan energía positiva que a la vez se trasmite como una gran fuerza equilibrante del planeta. La misma, tonifica y vitaliza los elementos que se encuentran en su interior e inclusive retardan el tiempo de oxidación.
También
la estructura corporal sigue el desarrollo de Fibonacci. En la
proporcionalidad, también aparece en las relaciones entre altura y ancho de los
objetos y se hace manifiesta en la representación de personas que aparecen en
las obras de Miguel Ángel, Durero y Da Vinci, entre otros, donde las partes
corporales de los seres humanos y de los animales se expone; tal es el caso de
la relación entre la altura de un ser humano y la altura de su obligo o la
relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a
los dedos o la relación entre las articulaciones de las manos y los pies.
Inclusive
para no ir tan lejos, como el ADN (ácido desoxirribonucleico) mecanismo rector de todos los
organismos vivos, tiene forma de
espiral.
Ahora
bien, desde las edades más antiguas, el hombre ha creído que el Ser Superior ha
basado la creación del universo en un plan geométrico. Esta creencia está
respaldada por la ocurrencia que conlleva una asombrosa consistencia presente
en los patrones en la naturaleza.
La
sagrada geometría y sus respectivas proporciones matemáticas, ratios y
armónicos, se encuentran en la naturaleza, luz, música, cosmología, etc. El
patrón geométrico del que proviene toda la creación es el representado en la
Flor de la Vida. Ese ícono que se manifiesta en toda realidad física, en los
pensamientos, en las emociones y en muchos más aspectos, pues contiene los
sistemas informativos que ofrecen acceso a cada realidad, incluso desde la
esencia del cuerpo humano, hasta las más vastas galaxias cósmicas.
Esta es la denominada ‘Red de ascensión del planeta’ creada
para que la tierra pueda resonar a una frecuencia más alta y elevar su estado
de conciencia hacia un nuevo escalón en la evolución.
Las tres columnas representan la trinidad de las polaridades. Masculino a la izquierda, femenino a la derecha, e intacto al centro. Asimismo se pueden ver los mandalas en estos espacios y observar qué área llama más la atención del observador y si está en algún sector o resalta algún color.
La columna central es la ‘creadora’ y se refiere a lo intacto. Pasa desde el octaedro, el aire o respiración de Vida, hacia la esfera para iniciar el proceso donde el vacío es el inicio de la creación y conlleva la espiral como signo de la continuación de la vida. Equivale al cuerpo calloso, que vincula el lado izquierdo y el derecho del cerebro.
Lo intacto llega a la vida por medio
de su primera manifestación al respirar, y así lo hará toda la vida corporal.
De allí que al observar la respiración, aparecen los indicios del estado de
ánimo, sean carácter lento, pausado o veloz y agitado.
La columna izquierda corresponde al componente masculino de la consciencia, el lado izquierdo del cerebro, donde las caras del cubo y del tetraedro son la manifestación en la Tierra, la razón y la lógica. La columna derecha que contiene al dodecaedro y el icosaedro es asociada con el componente femenino de la intuición, la consciencia y la creatividad, mientras las caras de los poliedros son el triángulo y el pentágono. En términos de la conciencia de la tierra, la columna derecha es el complemento o elemento faltante.
Por su naturaleza de carbono, el
hombre ha desarrollado el lado masculino de la conciencia de la Tierra,
mientras ahora trata de completar el componente femenino para lograr el
equilibrio. Los patrones geométricos y las estructuras se
consolidan como fuente de vida. Una sola consciencia está detrás de toda la
creación. Todas las formas de vida emergen desde los atemporales patrones
geométricos y los códigos donde está oculta la Flor de la Vida, esa maravilla
basada en el conglomerado de los principios regentes que acompañan la Geometría
Sagrada.
Ya sea en
las matemáticas, en el arte, en la música o en los diseños naturales y arquitectónicos,
ya se encuentran inmersos una infinidad de patrones comunes de organización
funcional, que son parte del reconocimiento de la evolución consciente.
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Fuente:
Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad
Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor:
Daniel García Vanegas.
Dar sus
comentarios a mayorideas@gmail.com
ETIQUETAS:
Geométrico, geometría sagrada, hologramas, fractales, Yantras, mandalas,
laberinto, espiral, Mer.ka-bah, sólidos, perfiles, figuras, poliedros regulares,
sistemas, ordenamiento, energía, vibración, entidad, existencia.
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