EL ADN (1)
Su
descubrimiento se inició cuando en el invierno de 1869, en la Universidad de
Tubinga, el médico suizo Friedrich Miescher, aisló por primera vez lo que él
denominó la nucleina, esto por azar, durante algunos experimentos que realizaba
sobre la composición química encontrada en las supuraciones presentes, en las
vendas quirúrgicas ya desechadas.
Al doctor
Miescher le llamó la atención el precipitado de una sustancia desconocida que
caracterizó químicamente como nucleina, debido a que fue extraída, a partir de
los núcleos celulares analizados.
Sin embargo, se
necesitaron alrededor de setenta años de investigación, para poder llegar a
identificar los componentes y la estructura, de lo que hoy en día se denominan
ácidos nucleicos.
Ya para 1919, el
doctor Phoebus Levene identificó que un nucleótido está formado por una base
nitrogenada, un azúcar y un fosfato, sugiriendo que el ADN formaba una
estructura de forma de solenoide o de tipo muelle, con unidades de nucleótidos
unidos, por medio de grupos fosfato.
Más adelante, en
1930, el mismo Levene, junto con su maestro Albrecht Kossel, probaron que la
nucleina aislada por Miescher, correspondía a un ácido desoxirribonucleico
(ADN) formado por cuatro bases nitrogenadas: Citosina (C) Timina (T) Adenina (A) y Guanina (G)) por el azúcar desoxirribosa (pentosa) y por un grupo
fosfato, determinando así que en su estructura básica, el nucleótido está
compuesto por un azúcar, unido a su vez a la base y al fosfato.
Para este
momento, Levene aún consideraba que la cadena del compuesto era corta y que las
bases, se repetían en un orden fijo.
Fue luego, en
1937 que William Astbury produjo el primer patrón de difracción por medio de
rayos X, el cual mostraba que el ADN tenía una estructura regular.
Mientras tanto,
la función biológica del ADN comenzó a dilucidarse. En 1928, se inició con una
serie básica de experimentos que dio principio a la genética moderna realizados
por Frederick Griffith, quien estaba trabajando con ciertas cepas de
Neumococos, causantes de la neumonía, identificando en ese momento, lo que él
denominó “El Principio transformante”.
La investigación
así iniciada, continuó hasta 1944 cuando Oswald Avery, Colin MacLeod y Maclyn
McCarty, realizaron el experimento hoy clásico, de extraer la fracción activa o
factor transformante, y mediante análisis químicos, enzimáticos y serológicos,
se observaron que no contenía proteínas, ni lípidos no ligados, ni
polisacáridos activos, sino que estaba constituido principalmente por: ´una
forma viscosa de ácido desoxirribonucleico, altamente polimerizado’, es decir,
por el ADN.
El ADN extraído
de las cepas bacterianas S (lisas) muertas por calor, fue mezclado "in
vitro" con cepas R (rugosas) vivas: el resultado fue que se formaron
colonias bacterianas S, por lo que se concluyó inequívocamente que el factor o
principio transformante era el ADN.
Aún a pesar que
la comunidad científica no aceptó la identificación del ADN como principio
transformante, hizo que se tardara varios años para llegar a aceptar
universalmente éste descubrimiento que resultó decisivo para afirmar el
conocimiento actual sobre la base molecular de la herencia, evento que luego
constituyó, el nacimiento de la actual ciencia genética molecular.
Finalmente en
este proceso, el papel exclusivo del ADN en la heredabilidad, fue confirmado en
1952 mediante los experimentos revelados por Alfred Hershey y Martha Chase, con
los que comprobaron que el fago T2, transmitía su información genética en el
ADN, más no, en su proteína.
A finales de
1959, Richard Feynman ganador del premio Nobel de Física (1965) fue el primero
en hacer referencia a las posibilidades de la nanociencia y la nanotecnología
al mencionar en su discurso: “En el fondo
hay suficiente espacio” (There's Plenty of Room at the Bottom).
Con toda la
información disponible, junto con los datos de difracción de rayos X
proporcionados por Rosalind Franklin, James Dewey Watson y Francis Crick, se
propuso que el ADN era la molécula principal que jugaba un papel clave en la
regulación de todos los procesos del organismo y de allí, se fundamentó la
ratificación sobre la trascendental importancia de las moléculas, como
determinantes en todos los procesos de la vida.
Franklin, Watson
y Crick proponen en 1953, el modelo de la doble hélice del ADN, para
representar de forma gráfica, la estructura tridimensional del polímero. Dicho
trabajo les hizo merecedores del Premio Nobel en Fisiología o Medicina, en
1962.
Su aporte
destacaba que el ADN es una molécula extremadamente larga y delgada enrollada
en forma de una doble hélice, con dos cadenas polinucleotídicas anti-paralelas
y complementarias, en donde el aparejamiento de las bases, se realiza a través
de uniones puente de Hidrógeno.
Ellos indicaron
que en general, la doble hélice es una espiral dextrógira, esto es que cada una
de las cadenas de nucleótidos gira hacia la derecha con respecto a la anterior con
una desviación inclinada de unos 36 grados.
La dirección se
verifica, siguiendo el movimiento de abajo hacia arriba. Igual, los segmentos
de las hebras que quedan en primer plano, también siguen esta misma dirección.
Entonces, el ADN
contiene los datos genéticos hereditarios trasmitidos de generación en generación,
por lo cual, su estructura y composición son de suma importancia para la
realización de cualquier tipo de investigación científica, relacionada con la
identidad o con las características propias de cualquier especie o individuo.
La información que
ofrece la composición particular del ácido desoxirribonucleico o ADN, se
vincula directamente con la conformación del tipo de células presentes en los
seres vivos y además, con su desarrollo y funcionamiento.
Esta información
se transporta y transfiere a través de los segmentos conocidos como genes que a
su vez, forman parte de aquellas construcciones responsables de dar forma a los
diferentes complejos genéticos celulares que son propios de cada organismo
conocido, los mismos que son responsables de efectuar la transmisión
hereditaria.
El ADN es un
tipo de ácido nucleico que puede describirse como una macromolécula que forma
parte de todas las células, dentro de la compleja cadena de macro-células o
polímeros, entretejidas de manera dual, y unidas por medio de puentes de
hidrógeno.
La estructura
del ADN se complejiza desde los pares de nucleótidos, pasando a formar
histonas, nucleosomas y los cromátidas que forman los famosos cromosomas.
------------------------------------------------------------------------------------------------
Fuente: Mi
libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad
Intelectual DNDA:
10-427-242
Autor: Daniel
García Vanegas.
ETIQUETAS: ADN,
materia, toroide, toroidal, vector de equilibrio, phi, fi, proporción áurea,
Efecto Coriolis, magnetismo, energía, vibración frecuencias, fuerza, entidad,
existencia, partícula de Dios, identidad, singularidad
No hay comentarios.:
Publicar un comentario