EL ADN (6)
“Los maestros
esotéricos y espirituales han sabido a través del tiempo que el cuerpo es
programable por medio del lenguaje, las palabras y el pensamiento. La única
diferencia es que ahora está siendo científicamente demostrado, explicado y
probado”.
Desde un punto de vista exclusivamente
esotérico, el ADN energético es el que dispone, manda, escoge y ordena la forma
estructural en que se ha de organizar el ADN biológico al momento de la
concepción, codificando así las características físicas ‘ideales y perfectas’
para asumir la nueva experiencia de vida.
Por otra parte,
el flujo de energías que conforma el ADN energético es el encargado de dirigir
cada segmento de cada filamento físico según sean sus frecuencias y vibraciones
dominantes. Fenómeno que le permite a la vez, comunicarse con el siguiente
segmento y con el siguiente filamento a través de constantes impulsos
imperceptibles.
El ADN
energético no fue planteado con anterioridad, pues tradicionalmente siempre se
estudiaba su directa relación con la consistencia biológica, sin tener en
cuenta la sucesión hereditaria de las posibles vidas pasadas, aceptando el
concepto que la vida no termina con la muerte física, por considerarse se
acepta un eterno presente dentro de cada escala biológica.
Dicho de otra
manera, éste ADN energético o espiritual es la esencia sucesiva del alma que
encarna y experimenta muchas vidas ante la necesidad energética de encontrar el
equilibrio. Y lo que es lo mismo, durante el curso de la vida, representa los
dictados de la consciencia que se ejecutan en el cuerpo físico, por ser el
vehículo o transporte de aprendizaje que el Ser dispone en presencia de la 3D.
El observador
desprevenido se enfoca demasiado en lo externo, pretendiendo lograr un dominio
material, perdiendo entonces el debido equilibrio entre la consciencia
espiritual y la consciencia material y es por ello que le cuesta entender quién
se es él, de dónde procede y hacia dónde va.
Es por lo tanto
la consciencia, la misma que conlleva todas las lecciones duales del ADN
energético o espiritual, la que pretende lograr aprender de la experiencia, con
el propósito final de obtener la ascensión. Más en el devenir de las vidas, en
función de la orientación hacia la supervivencia, las almas fueron modificando
su percepción, desvirtuando, reprimiendo o tergiversando las energías, para
poco a poco alejarse del Ser interior perfecto.
Por ello, todos
los movimientos que se hacen desde la energía, dependen de cada acción diaria,
y serán los efectos de una causa que generará nuevos efectos, lo que a su vez
permitirá la reorganización estructural del ADN energético; y cuando éste
proceso se haga a través de la introspección, se empezará a despertar la
consciencia en uso y posesión del Libre Albedrío, donde el alma decide encarnar
y escoge el escenario de su vida, continente, país, padres, el tiempo para
venir y permanencia en la tierra, tomando todas las lecciones, mientras el
cuerpo físico, sólo le permite desarrollar todo aquello que pretende aprender,
ya que es su vehículo o transporte para experimentar en la tierra y es allí y
de esa manera, cómo se expresan en forma de lecciones, las enfermedades, los
accidentes, y todo tipo de eventualidades.
El propósito
evolutivo de la estructura del ADN a su vez tiene que ver con la
espiritualidad, a su vez relacionada con los pensamientos del observador sobre
la creación misma. La persona consciente de su despertar debe activar de manera
voluntaria y constante el cúmulo energético propio del humano pensante, o sea,
activar su generador cerebral aplicando el intelecto que estimula cierta parte
del cerebro latente en función de su individualidad.
Se trata del
manejo de los sentidos y el control de la mente
a través del desapego de todo
aquello que lo mantiene atado al mundo físico y material: deseos, odios, afanes,
ambiciones y caprichos que corresponde al manejo de las energías relacionadas
con el raciocinio, la reflexión, el análisis, la lógica, el sentido común, la
verdad, el deber, la prudencia, la disciplina y la rectitud que aparecen mezcladas
con energías de amor, paz, dignidad, armonía, respeto y tolerancia, entre
muchas otras. Es el diálogo interno que al ser consciente estimula y activa
energías en el ADN relacionadas con la sabiduría inherente al Ser Interior.
Al permanecer en
un estado de consciencia plena, esta actividad se convierte en una forma de
vida pues cuando se comienza con la práctica de un proceso consciente, se manifiestan
poco a poco, una serie de sentimientos incondicionales de plenitud, por tanto se
presentan un conjunto de cambios manifestados en la personalidad y el carácter,
como un proceso de transición del despertar de la consciencia.
Una vez el
observador toma consciencia, entonces imprime a todas las células, los retos o
lecciones que se traen como objetivos de vida, es decir, el ADN energético se
aplica, allí en donde las dificultades que se tengan, conformen el gran diseño
de código espiritual.
Cuando estos
patrones a trabajar se van transformando, se generan otros patrones de conducta
y de personalidad por cuenta de la interacción mente-cuerpo y como resultado,
se instalan nuevas conexiones para seguir en el proceso espiritual.
La vida será
tomada como la escuela en donde se viene a aprender y los ‘problemas’ serán
vivencias, experiencias, sucesos, procesos, exámenes, pruebas o lecciones para
lograr la evolución del alma. Por eso el observador es el responsable de lo que
le pasa, en particular, por la forma como haya usado las energías a través del
pensamiento, de los sentimientos y de las propias acciones.
En el plano
esotérico se sostiene que todo ello ha sido elegido antes de venir a la
encarnación, nadie es culpable de lo que sucede, y seguir creyendo en ello,
impide el necesario cambio de consciencia; se debe pues cambiar la creencia de
que las tragedias y sufrimientos son un mandato.
No son los
gobiernos, ni los políticos, ni la familia, ni la sociedad, los responsables,
es el observador quien ha escogido las lecciones de forma individual y el
trabajo de ascensión lo debe hacer cada uno, ya que nadie ajeno trabaja ni
corrige el patrón energético escogido, eso en el fondo lo hace cada uno en
forma individual.
Las lecciones
vienen dadas como potencialidades o posibilidades, de allí es que se habla del
poder que se tiene para cambiar el destino, cuya consciencia se encuentra
presente en muchas oportunidades, para cambiar las frecuencias operativas, para
aprender las lecciones de armonía, aun cuando si ella permanece alejada del
perdón, la tolerancia, la comprensión, la aceptación, la compasión, el amor
incondicional y sólo se expresa por medio de la separación, críticas, juicios,
venganza, rabia, violencia, miedo, etc., entonces se seguirán experimentando
tragedias, sufrimientos, dolor, enfermedades o cualquier evento traumático
dentro de sí y latentes en el entorno, sin llegar a ningún cambio posible.
Los autores
también citan diversas fuentes sobre cómo en épocas anteriores, la humanidad
había sido, al igual que los animales, muy fuertemente conectada a la
conciencia de grupo y actuó como un grupo. Sin embargo para desarrollar y
experimentar la individualidad, el género humano tuvo que olvidarse de la
súper-comunicación o súper-conexión del ADN casi por completo.
Se supone que si
los humanos en uso de su plena individualidad recobran la conciencia colectiva,
tienen un poder suficiente para crear, modificar y dar forma a la conciencia de
grupo como especie y acceder a las frecuencias de resonancia de la Tierra,
llamadas frecuencias Schumann.
Si se
consiguiera utilizar el poder mental como civilización unificada, se tendría el
control de las energías del planeta-hogar como una consecuencia natural. Cuando
un gran número de personas centran su atención o conciencia unificando los
pensamientos, entonces, después de generar un cierto número aleatorio, se
comienza a generar y entregar números ordenados en lugar de los aleatorios.
Una conciencia
de grupo ordenada crea orden en su entorno. Cuando un gran número de personas
reúnen su concentración de cerca, por ejemplo los potenciales de violencia
también se disuelven. Se crea una especie de conciencia humana que funciona
como un proyecto de Conciencia Global.
El éxito radica
en hacerse responsable y autónomo de las acciones, y en aprender la lección que
el alma brinda a los descendientes. Entre más se postergue el entendimiento de
ésta materia, más lejos estarán las soluciones a los problemas actuales, pues muchas acciones resultan tergiversadas ante los hechos y ello sucede porque al
final, no se conoce quién se es, ni que es lo que se está haciendo en el aquí, ni en el ahora.
Fuente: Mi
libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad
Intelectual DNDA:
10-427-242
Autor: Daniel
García Vanegas.
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comentarios a mayorideas@gmail.com
ETIQUETAS:
Toroide, toroidal, vector de equilibrio, phi, fi, proporción áurea, Efecto
Coriolis, magnetismo, energía, vibración frecuencias, fuerza, entidad,
existencia, partícula de Dios, identidad, singularidad.
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