martes, 23 de septiembre de 2014

LA ENTIDAD

“Debemos engrandecer nuestro pensamiento para englobar el desarrollo que está ocurriendo ante nuestros ojos. El desarrollo de una entidad biológica particular que nunca ha existido en la Tierra, el crecimiento, afuera y arriba de la biósfera, de una nueva capa planetaria, una envoltura compuesta de una sustancia pensante, a la cual por conveniencia y simetría, se le ha dado el nombre de Noosfera”. Pierre Teilhard de Chardin.

En un sentido general, una entidad o ente, es todo aquello cuya existencia es reconocida por medio de algún sistema ontológico, bajo parámetros establecidos que gobiernan la lógica y la semántica, entre otras disciplinas.

Por lo tanto, la existencia puede ser concreta, abstracta, particular o universal. Ello significa que las entidades no son sólo objetos o personas, sino asimismo contienen las propiedades, relaciones, eventos, números, conjuntos, proposiciones, posibilidades, creencias, pensamientos, etc., inherentes a sí mismas.

Según su sentido, la palabra proveniente del latín medieval entĭtas, significa entidad y es considerada como cualquier colectividad a la que se le puede atribuir la absoluta propiedad, de ser una sola unidad.

Para este caso, la existencia del ‘Ser’ es reconocida como tal, por tratarse de un sistema ontológico de esencia, una vez reconocida, ya sea por sus propiedades físicas concretas o por los atributos de pertinencia metafísica que siempre le acompañan. En consecuencia, refiere los aspectos emblemáticos de relación, vinculados con la participación, presencia, correspondencia y actividad mancomunada, los cuales se entrelazan para dar la razón de ser, propia de la entidad en cuestión frente al entorno universal.

La simbiosis de la entidad con el planeta, contempla en sí, la existencia de la noosfera o ‘mente de la Tierra’, que si bien considerada una de las más grandes utopías en la historia del racionamiento sobre el planeta Tierra, ello, por no disponer de pruebas concretas sobre la existencia de esta fuerza, en la actualidad es vista por algunos como ‘la rejilla cristalina’, pues son muchos los filósofos y maestros espirituales que plantean su existencia en el avance de la humanidad, todo hacia el reconocimiento de esta nueva etapa cósmica, que marca el proceso de evolución que se avecina.

Dentro de la inagotable lista de conceptos que explican la evolución del planeta Tierra, aparece la teoría de la Noosfera, palabra derivada del griego “nous” ‘inteligencia’, cuyo significado es: “Mente esférica” referida a la capa mental que rodea la inteligencia del planeta. Este término surgió del trabajo realizado en París a principios del siglo XX efectuado por el filósofo francés Jules Le Roi, complementado con el del paleontólogo Jesuita Pierre Teilhard de Chardin y el geoquímico ruso Vladimir Vernadsky.

Al estudiar el comportamiento global del planeta y la forma como éste cambia con el paso del tiempo, se vieron sus fases. La primera se conoce como Geosfera, asociada con la parte mineral y sustancial. En ella se agrupan la Atmósfera (el aire), la Hidrosfera (el agua) y la Litosfera (superficie de la tierra). El conjunto de estas partes permite el desarrollo de la Biosfera, lugar donde confluye la “materia viva” que agrupa todos los organismos vivos y las condiciones físico-químicas que permiten la evolución del Geo sistema.

Vladimir Vernadsky sostiene que cuando el cuerpo físico se ha desarrollado en un alto grado de sustentabilidad, posteriormente por derivación aparece la mente que controla dicha unidad de información, para así lograr utilizar la máxima capacidad propia de él. El geoquímico ruso, ve el surgimiento de la conciencia como algo implícito en el principio de la evolución.

Por su parte, Henri Bergson, filósofo francés ganador del premio Nobel de Literatura en 1972, plantea el concepto de evolución creativa, opuesto al dualismo de Descartes, pues concibe a la evolución, como una fuerza vital permanente que anima a la materia y conecta fundamentalmente al cuerpo con la mente.

Bergson indica que el papel esencial del universo es: “Ser una máquina creadora de dioses”. Esta sería una corriente universal que va más allá de la voluntad individual.

La clave para comprender la capa mental de la Tierra ‘Gaia’, es concebir la humanidad como un súper-organismo, que dispone de una fuerza creativa superior, incrustada en el meollo del proceso evolutivo.

El planeta es un tipo de inteligencia organizada. Es muy diferente a nosotros. Ha tenido unos 5 mil millones de años para crear una mente que se mueve lentamente y que está hecha de océanos, ríos, bosques y glaciares. Se está volviendo consciente de nosotros y nosotros extrañamente, nos estamos volviendo conscientes de ella. Son dos miembros, los más improbables de una relación que difícilmente puede ser imaginada: el simio tecnológico y el planeta de ensueño. Terence McKenna.




Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas.
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