LA ENERGÍA (I)
“Movimiento, es el paso de la potencia
al acto”. Aristóteles.
El término energía proviene del
griego ἐνέργεια/energeia que
significa actividad u operación. Éste a la vez se nace de ἐνεργóς/energos que quiere decir fuerza de
acción o fuerza trabajando.
La palabra tiene diversas
acepciones y definiciones que en general están todas relacionadas con ideas que
tienen que ver con eficacia, poder, capacidad para obrar, fuerza para
transformar o impulso para poner en movimiento.
En física, energía se define como
la capacidad para realizar un trabajo. De acuerdo con sus propiedades, todos
los cuerpos poseen su propia energía, ya sea a partir de su composición, su
movimiento, su posición, su temperatura, su reacción, su masa o cualquier otro
atributo posible y de todas sus posibles combinaciones. Esto resulta ser, lo
que puede transformarse en trabajo mecánico, pues todo cuerpo material, al
pasar de un estado a otro, produce manifestaciones relacionadas con algún tipo
de transformación de la energía.
En otros términos, energía es una
magnitud física abstracta, siempre ligada al estado dinámico de un sistema, la
cual, según Isaac Newton, permanece invariable en el tiempo, lo que se ratifica
afirmando: “La energía no se crea ni se
destruye, sólo se transforma”.
Empero, en cada etapa de
transformación, una parte de la energía proveniente de su origen, en general se
convierte en energía calorífica. Sin embargo, la energía no es un estado físico
real, ni una sustancia intangible, sino solamente, es un número escalar que se
le asigna al estado de cualquier sistema físico, es decir, la energía es sólo
una herramienta o abstracción matemática de una propiedad específica de los
sistemas físicos en cuestión.
El cuerpo no se compone tan solo
de huesos y músculos, también comporta energía. Cada átomo del cuerpo gira a
una velocidad de 9.000 revoluciones por minuto. Esto sumado a la corriente
eléctrica que genera el corazón, más la corriente eléctrica que produce el cerebro
y la red de nervios, hace al cuerpo ser una gran fuente de electricidad.
De igual manera, las galaxias,
los planetas también tienen su propia vibración y energía, la cual también se
utiliza, sea consciente o inconscientemente en beneficio de la vida.
En el ámbito del planeta Tierra
se desplazan diferentes tipos de energía que todas influyen en el proceso de
actuación e intercambio de los seres vivientes. Se debe recordar que las
energías son fuerzas que se comportan de acuerdo con su propia naturaleza y por
lo tanto, actúan en consecuencia. Por su parte, la energía interna, es la suma
de la energía de las partículas que son constituyentes de cualquier sistema
independiente.
El hombre en el transcurso de su
vida y de modo permanente recibe la influencia de las siguientes fuerzas
energéticas hoy medibles:
ü Energía
mecánica: gravitacional, cinética, potencial, y elástica.
ü Energía térmica,
geotérmica y termodinámica.
ü Energía química:
Ionización, enlace, calórica.
ü Energía
biológica, bioquímica y molecular.
ü Energía
electromagnética: eléctrica (kW/h) y de radiofrecuencia.
ü Energía
radiante: ultravioleta, infrarroja, rayos X, rayos Gamma, neutrónica.
ü Energía cósmica,
planetaria, estelar y líneas Hartmann.
ü Energía cuántica
o del vacío cósmico que es el tipo de energía existente en el espacio, incluso
en ausencia de materia.
Pero las anteriores, no son todas
las fuerzas energéticas influyentes, pues siempre se perciben fuerzas o poderes
que no necesariamente son específicamente asociados con eventos físicos o materiales.
Se sabe que existen, por las
cosas que funcionan por medio de esas energías. Tampoco se ve la absorción,
sino sus resultados. Se ve la luz del sol, más no los fotones entrando en la
fotosíntesis de las plantas o en los animales para su nutrición.
De alguna manera el individuo
también se ve influenciado por energía proveniente de los niveles de su propia
realidad y del entorno al que pertenece, sea éste social, político, educacional
e inclusive, no resulta ajeno a las fuerzas producidas por los medios de
comunicación.
El concepto de energía, si bien
es concreto en el aspecto físico ante su relación con la materia, asimismo es
abstracto, en términos de metafísica.
Por milenios, en diferentes
culturas se sabe de esta energía, sólo que cada uno la llama de manera
diferente. Los Huna Polinesios (Kaunas) lo llaman Mana, los Indios
Norteamericanos Orenda, Para los Hindúes Prana, para los egipcios Ka, Ruach
entre los Hebreos, Baraka en los países Islámicos, los japoneses lo llaman Ki, Para
los chinos Chi, Tai-chi y Chi-Qun.
Semánticamente el término ha sido
utilizado desde hace miles de años, aun cuando fue reinventado en el siglo XIX
para intentar describir cuantitativamente, una gran variedad de fenómenos
físicos.
La energía, es un amplio concepto
universal que se muestra al entendimiento en múltiples formas, transformándose
sin cesar de una clase, a otra. Por ejemplo, hace que el Sol brille, que la
Tierra gire, que crezcan las plantas, que haya movimiento, todo mientras se
produce cierto grado de evolución en cualquier sistema estable.
Por su parte, la energía en forma
de luz, es la fuerza de la vida que alimenta y sostiene a todas las células,
glándulas, músculos, órganos, y las funciones del cuerpo físico. Ésta, es el
mayor regalo de la vida que permite sentir, actuar, pensar y respirar en el
plano físico reconocido.
Aparece entonces adicionalmente
el concepto físico de la energía cinética de un cuerpo, cuya potencia surge
como resultado del fenómeno del movimiento. Está definida como el trabajo necesario
para acelerar un cuerpo de una masa dada, desde su situación de reposo hasta la
velocidad que posea.
Se sabe además que, una vez
conseguida esta energía durante la aceleración, el cuerpo mantiene su energía
cinética, salvo que cambie su velocidad.
Igual, se ha determinado que para
que dicho cuerpo regrese a su estado de reposo, se requiere un trabajo
energético negativo, que debe ser de la misma magnitud que el que el esfuerzo
que produjo su propia energía cinética, en éste caso, como producto por
ejemplo, de la fuerza de la inercia.
Ahora bien, hay muchas clases de
movimientos que tienen que ver con la relación dual masa-energía; a pesar que a
título descriptivo, se muestra como una simple representación de aquellos más
comunes que como se puede notar, cada uno tiene su opuesto, excepto el fenómeno
de la inercia que es el efecto opuesto general, el cual afecta todos y
cualquiera de los demás movimientos.
Adicionalmente el movimiento
desde el centro a la periferia y viceversa, puede parecer demasiado abstracto o
metafísico; no obstante responde igual, a una visión primaria de lo observado
en los fenómenos propios de la evolución de la naturaleza.
Cada una de estas fases, se
corresponde con uno de los cuatro estados de la materia que están a la vez
relacionados con los cuatro elementos fundamentales y que guardan estrecha
afinidad con el proceso de creación descrito por medio de diferentes
cosmogonías.
La energía vital que mueve al
universo, es la misma que mueve a cada ser individual, pues todos los tipos de
energía, se derivan de la misma energía primordial o cósmica fundamental.
“Si
se puede nombrar, se puede controlar”. Adagio antiguo.
Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A
LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas.
ETIQUETAS: Energía, fuerza,
potencia, impulso, materia, avance, aceleración, cósmica, entidad, existencia,
planeta, Crecimiento personal deontología, axiología, Esoterismo,
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