“Temo
a un solo enemigo que se llama, yo mismo”. Giovanni Papini.
El miedo, es un sentimiento íntimo de ansiedad, proyectado
como una anticipación futura que aunque basada en la experiencia pasada, es
sentida en el presente. Es iniciado en el temor que está acompañado de angustia
recurrente, la cual mina la confianza, el talento y la creatividad, llegando a
generar reacciones que algunas veces conducen hasta a la violencia.
En general los temores nunca se hacen realidad, aunque de por
sí en su desgaste, consumen la mayor parte del tiempo y la energía mental de
las personas que los sufren.
Por su naturaleza fantasmal, y a pesar de la existencia de
elaborados mecanismos de defensa, el ego resulta vulnerable e inseguro, pues constantemente
se cree amenazado, fenómeno que se presenta aún en personas que parecen muy
seguras de sí mismas.
Los miedos no tienen que ver con fuerzas del exterior, sino
con el poder interno que el actor les da. Por ello, cuando internamente se
repiten sin parar pensamientos negativos, significa que el actor no busca olvidarlos,
ni transfórmalos en acciones.
Sin embargo, está demostrado que las preocupaciones pueden
ser transformadas en acciones positivas, pues, en cuanto el observador actúa,
deshace el miedo. No se debe olvidar que los sentimientos son reacciones que se
eligen tener, por lo tanto, los miedos son voluntarios y por tanto, se pueden
controlar en forma racional.
El miedo, palabra procedente del griego phobos,
es algo natural, más cuando es llevado a ciertos
extremos se convierte en fobias o en trastornos producto de alguna
manifestación de ansiedad que se caracteriza por ser un temor fuerte e
irracional ante algo que en cierto sentido, representa poco o ningún peligro
real. Una fobia, es una marcada desviación anormal de respuesta, que bota ante
la amenaza o el peligro.
Corresponde a uno de los trastornos mentales más importantes que
habitualmente afectan a un gran número de personas. Tienden a ser
desencadenadas por medio de la presencia o antecediendo una situación
específica.
La cultura
tolteca considera que son cuatro los miedos que acompañan al observador durante
la vida.
El
miedo a la soledad: Donde que el ego hace creer que la
persona se encuentra sola, mostrando que se haya separado de los demás,
estimulando el sentido de protagonismo en busca de un reconocimiento, vano en
los diferentes niveles de actuación que se puedan imaginar, sea en la familia,
en la pareja, en el grupo de amistades, en el trabajo y en la sociedad,
olvidando recordar, que en realidad se es parte de la totalidad, desconociendo
se está unido por medio de la ‘energía integradora universal de la llama interior’,
la cual posee la luz a ser expandida.
Cuando el
observador se impulsa la fuerza de la luz interior, se observa con los ojos del
corazón y se toma consciencia que no se está solo. La compañía del Ser Interior
corresponde al poder de la creación. Entonces, se llegará a comprender que la
aparente soledad, es una maravillosa oportunidad de la vida para compartir
consigo mismo; y en ese momento, justamente se sintonizarán, aquellas personas
que vibran con similar intensidad.
El
miedo a la escasez: Aparece al reconocer falencias, falta
de recursos u oportunidades al tratar de ser cada vez más abundante, forzando
la ambición y la avaricia. El observador debe considerar el origen de las
emociones que pretendan justificar el “deseo de merecer lo mejor que da la
vida”, para superar el miedo de estar escaso.
El sentimiento
de ser víctima, es una señal que el fantasma del miedo está presente, lo cual
requiere de un dedicado trabajo de revisión a ser efectuado consigo mismo.
El
agradecimiento es la acción que da claridad al estado de abundancia. Cuando se
dan las gracias a la vida por lo que se tiene y además por lo que está en
camino, se percibe la abundancia. Dar Gracias por cada nuevo día, por respirar.
Gracias por el descanso y aun por las situaciones que parecen adversas más que
dejan sabias enseñanzas. Al saber agradecer, los deseos se materializan.
El
miedo a la enfermedad: La enfermedad, es un desequilibrio del
estado del cuerpo y la conciencia. Cuando se empieza a sentir debilidad, está
claro que se ha perdido la fortaleza interior. ‘Enfermedad’, es un vocablo
compuesto procedente del latín “in-firmus”
que significa ‘Sin firmeza. Al erradicar las auto-culpas, se alejan las
prisiones del saboteo mental y el observador se libera de éste tipo de ataduras.
Con razón,
Platón dijo: “Mente sana en cuerpo sano”. Al pensar en sentido positivo con
respecto de sí mismo, la enfermedad no se contagia. Estar en silencio y abrir
un espacio a la meditación, es un valioso remedio para la enfermedad. De todos
los medicamentos, la armonía también crea adicción. Con la aplicación de esta
fórmula, se logra la salud y vitalidad, para mantener el cuerpo y el alma
saludables.
El
miedo a la muerte. Temor asociado con enseñanzas
socio-culturales destinadas a la dominación del individuo. Contempla la
tanatofobia o miedo a la muerte y necrofobia o temor a las cosas muertas. Ambos
términos suelen usarse indistintamente. Quienes padecen de estas condiciones no
pueden explicar con claridad el sentimiento escalofriante que experimentan.
El miedo a la
muerte se supera, cuando se comprende que es irreversible y al momento en que
la mente logra proyectar la trascendencia de la entrega, bondad, generosidad,
compromiso, desprendimiento, altruismo, amor al prójimo, capacidad de dar sin condiciones,
sin esperar retribuciones.
Una interesante
terapia para observar el fenómeno, es cerrar los ojos durante un momento e
imaginar que hace una semana se ha muerto y que se está en el cementerio
visitando la propia tumba. Al mirar la lápida y leer el nombre, las fechas de
nacimiento y de partida de éste mundo. A continuación, se trata de pensar cuál
frase póstuma quedaría allí escrita. A partir de ahora, a trabajar para cumplir
el enunciado declarado.
Existen muchos tipos de fobias, destacándose algunas específicas,
sociales o trastornos que son resultado de la ansiedad social. Existen
situaciones que aunque pueden ser aparentemente normales, a determinadas
personas les pueden crear fobias y a otras no: ir al dentista, espacios
cerrados, ascensores, insectos o animales, etc. Muchas personas que padecen
fobias son capaces incluso de reconocer que éste miedo es excesivo e
irracional, pero sin embargo, no lo controlan.
Entre los principales síntomas de las fobias, se pueden encontrar los
siguientes: aturdimiento, aumento de la frecuencia cardíaca, escalofrío,
estremecimiento o temblor, malestar estomacal, sensación de ansiedad o
atragantamiento, sensación de mareo, sudor…
Las fobias más comunes entre otras son: la claustrofobia o temor a
lugares cerrados, la acrofobia a las alturas, la agorafobia a lugares abiertos,
la aerofobia a los aviones y al vacío, la glosofobia o hablar en público.
Igual hay
algunas fobias inusuales, he aquí algunas a manera de ejemplo:
ü Coulrofobia, miedo a los payasos.
ü Hagiofobia, miedo a los santos y sus figuras.
ü Hierofobia, temor a lo sagrado y a objetos religiosos.
ü Hilofobia, temor a los árboles.
ü Nomofobia, temor a que el celular no tenga señal.
ü Ombrofobia, terror a la lluvia.
ü Omfalofobia, miedo a los ombligos.
ü Papafobia, miedo al Papa.
ü Pogonofobia, temor a la barba.
ü Somnifobia, temor a quedarse dormido.
ü Trezidavomartiofobia, temor al número 13.
ü Tripofobia, miedo a los agujeros.
ü Turofobia, miedo al queso.
ü Uranofobia es el temor al cielo y a la vida después de la muerte.
ü Uranofobia, miedo al cielo.
ü Xanthofobia, miedo al color amarillo.
Por su parte, el pánico desde el punto de vista individual,
es la explosión y el desbordamiento sin control del miedo, es producto de una
sobrecarga de angustia que paraliza y está probado que frente a ciertos actos,
desemboca en crisis depresivas.
Si se prevé, las crisis y toman ciertas medidas para
evitarlas o enfrentarse a ellas, se estará invirtiendo sabiamente el tiempo.
Las cosas, muy rara vez evolucionan hasta el nivel de una crisis, sin haber
dado antes alguna advertencia previa.
Un poco de previsión y de mantenimiento preventivo,
asegurarán que se pasará más del tiempo disponible, dedicado al logro de las
metas, en vez de pasarlo reaccionando a las crisis.
Puesto que el temor, la fobia y el pánico son una condición
humana, se debe aprender a convivir con ellos, puesto que si se les da la
oportunidad de entrar y aposentarse, se quedarán para siempre y con frecuencia marcarán
sus influencias adversas, a menos que el individuo esté alerta para reconocerlos,
controlarlos e inclusive utilizarlos en beneficio de sus actos, esto es, a
favor del logro de los propios intereses.
“El
miedo es el manto en que te envuelves para no ser visto” Anthony de
Mello.
Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A
LONTANANZA”.
Registro de Propiedad
Intelectual DNDA:
10-427-242
Autor: Daniel
García Vanegas.
ETIQUETAS: Temor,
miedo, bloqueos, Ego, Entidad, Existencia, planeta, Crecimiento personal
deontología, axiología, Esoterismo,
LOS MIEDOS
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