LA ENERGÍA (II)
“El todo, nada en un mar infinitamente
denso de energía”. Dennis Hebron.
Como se ha
indicado, el universo entero, incluido aquello que se percibe como materia
sólida, en realidad no es materia en absoluto. Todo lo que se ubica en el
espacio sideral, es pura energía que para éste caso en particular se denomina: ‘Energía
del vacío cósmico’. Más no es sólo eso, sino que tal energía del vacío, es
infinitamente densa.
En realidad lo que se cree
percibir resulta ser una fugaz mentira. La única cosa verdaderamente densa en
el universo hoy conocido, es ese aparente espacio que aparece vacío por todas
partes, pues cada vez que se ven objetos, ellos se sostienen, se tocan o producen
otro tipo de sensación u otra cosa, en realidad se trata de alguna minúscula
variación energética inmersa dentro de la densidad infinita de la energía del
vacío, vibración que da una escasa oscilación de energía lo suficientemente
lenta, como para permitir que los sentidos la perciban.
Parece absurdo ante el
entendimiento entrenado por siglos, pero ya en 1948, el físico holandés Hendrik
Casimir ideó un experimento para intentar probar o
Dicho efecto ‘Casimir’, teorizó
que si se lograra colocar dos placas metálicas muy finas separadas por una
absurdamente pequeña distancia entre sí,
esto es, apenas porciones de micras de diferencia, esperando entonces
que si hubiese energía en el espacio, se crearía un desequilibrio en la energía
del vacío, o sea, un desequilibrio en las hoy denominadas fluctuaciones
cuánticas, de manera que se ejercería una fuerza viva sobre las placas en
cuestión.
Al colocar dichas placas de metal
tan juntas, se supone se aíslan todas las fuerzas, excepto las longitudes de
onda más pequeñas que quedan latentes dentro del vacío, creando así una presión
desde el exterior de tales placas, lo que hace como si se hubiesen empujado
juntas y así se demuestra la existencia de energía densa en el vacío.
En 1948, cuando Hendrik Casimir
se le ocurrió esa idea, la tecnología no estaba allí para probar su teoría.
Pero unas décadas más tarde, los medios científicos pudieron llevar a cabo éste
y otros experimentos, demostrando de manera concluyente que Hendrik Casimir
estaba en lo correcto y que hay una densidad de energía en el vacío. Desde
entonces, éste experimento se ha validado muchas veces por diversos mecanismos
científicos.
Esa resulto ser una prueba
fundamental para llegar demostrar los paradigmas hoy aceptados por la física
cuántica, que tratan específicamente con el nivel energético del universo, donde
todo es energía, o al menos se tocan y corresponden en esos momentos en que
oscilan entre energía y forma.
La teoría del campo cuántico hoy
en día sostiene que la gravitación se deshace por un proceso de
re-normalización de una densidad de energía en el vacío, fenómeno que antes sin
duda hubiera sido considerado infinito y permaneció así, hasta tanto fue
eliminado por medio de la nueva normalización referida a continuación.
En otras palabras, se acepta que
la estructura del vacío-espacio supuestamente vacío absoluto, es infinitamente
denso, pero en un intento de lograr no tratar con guarismos del infinito directamente,
la ciencia intentó re-normalizar ese valor.
Por un lado, resulta lógico
intentar re-normalizar el infinito, porque después de todo, es más fácil
conectar un número definido dentro de una ecuación, que lo difícil que resulta
utilizar el infinito como variable inamovible. Por otro lado, en el mundo ajeno
al matemático, no aceptar la medida de la densidad infinita de la energía del
vacío, es intentar evitar una experiencia perceptiva veraz y que representa un
mejor acceso a la comprensión de la realidad.
Sobre el tema de
re-normalización, Nassim Haramein añade a esta argumentación previa: "Para
entender mejor esto: -la densidad de la energía del vacío infinito-, los
físicos aplican un principio de re-normalización, utilizando una constante
fundamental para acotar el número y tener una idea limitada de lo densa que la
energía del vacío tiene que ser, con todas sus vibraciones”.
El valor de corte utilizado,
corresponde a la distancia o longitud del Planck, partícula bautizada así, en
honor al gran físico Max Planck, quien es considerado como el fundador de la
teoría cuántica.
"Se
piensa de éste valor (Plank), como la vibración más pequeña posible". Nassim
Haramein.
Pues bien, la
solución surge desde un modelo tradicional estándar de la física aplicada que
utiliza un truco matemático de neutralización del efecto a corregir, llamado
‘re-normalización’, o sea, el mecanismo que se usa para eliminar ese engorroso
e incomprensible número tendiente a infinito, para así poder continuar
escribiendo ecuaciones, asumiendo sí, que su impacto no resulta significativo.
Es así como utilizando la
distancia Planck, se decidió calcular la densidad de energía del vacío,
contando el número de distancias de Planck que podían caber dentro de un cubo
de un centímetro de espacio, apilándolas como si fuesen ladrillos subatómicos y
ajustando el espacio para contener el mayor número posible de Plank dentro de dicha
área. Luego, se calculó la cantidad total de energía que estaba disponible en dicho
espacio, multiplicando la energía de una sola distancia de Planck, por el número
total de las distancias de Planck que ya fueron supuestamente empaquetadas en
ese centímetro cúbico de espacio, de manera tal que pudieran tener un valor
definido y así, lograr medir la densidad de la energía del vacío.
Todo este complejo proceso, con
el fin de obtener un valor que no fuese
infinito.
Pues bien, el valor resultante
"re-normalizado" conseguido para determinar la densidad de energía
del vacío fue de 10 exponente 93, medido en gramos por centímetro cúbico de
espacio. Visto de una manera simple, eso es un 10, con 93 ceros a continuación
de él, un número realmente enorme.
Para poner en
evidencia la verdadera magnitud del número encontrado, a título comparativo se
dice que si se colocara la inmensa masa de todo el universo conocido, eso sí,
ahora completamente compactado, igual dentro de un cubo de un centímetro cúbico
de espacio, su densidad sólo llegaría a mostrar un guarismo de 10 exponente 55
gramos por centímetro cúbico.
En realidad, ya ha sido posible
medir el valor de la energía presente en un centímetro cúbico de ese espacio, el
mismo que se dice llamar ‘vacío’, el cual resulta ser igual superior en 39
órdenes de magnitud que la densidad del universo entero y por lo tanto, el
vacío, resulta ser inmensamente más denso que la totalidad de la materia existente
en el universo, lo es, hasta el punto que al recoger todas las galaxias que
hasta ahora han sido posibles de observar, las cuales quedarían estrujadas
dentro de ese centímetro cúbico del ‘vacío cósmico’ como ya ha sido
definido.
En otras palabras, la densidad de
la energía del vacío re-normalizada, excede con creces la masa de todo el
universo conocido, ya plenamente compactado en un centímetro cúbico de espacio.
(Ver: Crossing the Event Horizon' - video).
"La
densidad de energía del vacío, o lo que puede llamarse una densidad de Planck,
estaba en el orden de 10 a la 93 gramos por centímetro cúbico de espacio y
rápidamente fue apodado como: 'la peor predicción que la física ha hecho nunca’
o denominado: la catástrofe del vacío”. Nassim Haramein.
La ironía de la situación, es que
cuando se intenta re-normalizar la densidad de la energía en el vacío que antes
era infinita, de nuevo se llega a un valor que para nada resulta mucho menor.
En consecuencia, no sólo se ha
demostrado que todo es energía, sino también que todos y cada centímetro cúbico
de espacio contiene un grado de energía infinita. Lo positivo es que si se
logran utilizar los recursos energéticos así determinados por parte de la
ciencia, sea como naciones individuales o como planeta y si se buscan maneras
adecuadas de aprovechar esta inconmensurable energía, en lugar de suprimir la
nueva investigación como ya se ha hecho, entonces, en pocos años la raza humana
podría estar en capacidad de alimentar el planeta por medio de la inagotable energía
libre que está presente en el vacío, al momento que pueda ser extraída directamente
de la estructura del espacio-tiempo.
¿Un sueño? No más petróleo. No
más contaminación. No más guerras por cuenta del uso de la energía. No más
explotación. No más necesidad de trabajar para calentar los hogares. Hasta se
podrían dejar los puestos de trabajo y disponer de un tiempo ilimitado y
gratuito persiguiendo las realizaciones, para estar aportando conocimiento y
creatividad a la sociedad.
Se tendría tiempo para construir
jardines que se mantengan a sí mismos, y producir colectivamente alimento
natural para alimentar a los habitantes del planeta, mientras se pasan los días
en contacto con la naturaleza, persiguiendo sueños, haciendo aquello que más se
guste hacer.
“Al hacer uso de la energía del vacío,
con la debida tecnología, es posible cambiar el mundo. Por ahora se puede
ayudar, compartiendo la visión de éste sueño”. Anónimo
Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A
LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas.
ETIQUETAS: Energía, cósmica,
vibración, onda, proyección, cuántica, bloqueos, Ego, Entidad, Existencia,
planeta, Crecimiento personal deontología, axiología, Esoterismo,
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