ACERCAMIENTO AL ESTUDIO DE LOS NÚMEROS
“La vida no es un
problema para resolver: es un misterio para vivir”.
Refrán popular.
El simbolismo que
conlleva la matemática hace que muchas fórmulas matemáticas puedan ser
trasladadas al plano psíquico. Al tomar por ejemplo la fórmula: uno sobre el
infinito tiende hacia el cero. Interpretada de manera simbólica, esta fórmula
significa que el ser humano que se aleja del Uno, lo que para algunas se
explica como si se alejara de Dios y va a perderse totalmente en la periferia
de la existencia, de modo que un día ya no quedará casi nada de él; lo que significa
que es la muerte y la muerte espiritual lo que le espera a ese elemento.
La vida se halla en el
Uno. El observador debe trabajar cada día para acercarse al número uno, que es considerado
el Dios en sí mismo.
Una explicación mística
aduce que cuando Jesús decía: «Mi Padre y yo somos uno», demostraba que había
comprendido y realizado el gran principio que define la unidad, de tal manera
que se funde en el Padre para llegar a ser uno con Él. Todas las criaturas que
no están inspiradas por la filosofía de la unidad enseñada por Jesús, junto con
todos los grandes Maestros espirituales, terminan perdiendo el sentido de la
vida.
Con el propósito de intentar
caracterizar los aspectos primordiales de un número, se le pueden asociar
ciertas condiciones que tradicionalmente le han marcado su propia personalidad.
Tal es el caso de por ejemplo de:
LA UNIDAD
Sexo
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Impar, activo, auto creativo.
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Origen
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Oculto al ser humano.
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Divisibilidad
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Indivisible.
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Su Cuadrado
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El número mismo.
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Su Cubo
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El mismo.
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Su Raíz esencial
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El mismo.
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Su Nombre
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LA UNIDAD.
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Sentido Sefirótico
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Potencia suprema.
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Significado esotérico
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Síntesis de todos los Números.
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Correspondencia geométrica
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El punto
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Adaptaciones diversas.
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Naipe
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Primera lámina: el Batelero, síntesis del juego.
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Astrología
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El Principio creativo: el Sol, el pilar del
mundo.
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Cábala
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La letra Madre: Aleph
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Nota: Este tipo de
caracterización la puede hacer el observador como un ejercicio válido, con
cualquier otro número básico y/o con todos.
LA DUALIDAD
El dos, formado por
oposición, resulta cuando la unidad en sí misma, se opone a sí misma 1/1 = 2
EL TERNARIO:
El número 3, es el
regreso a la unidad, que parecía quebrada por el número 2. Justo uniendo el
Hijo al Padre, es como el Espíritu Santo se realiza; es por esto que puede ser
considerado como la erupción de la unidad. Emana de ella directamente,
participa en su virtud, y expresa paz y beatitud.
Bajo un aspecto
particular, el número 3 cierra el ciclo del ser entero y puede estar
considerado como el primer desarrollo de las ideas del ser, que era sólo una en
su principio.
EL CUATERNARIO
Obedece pues a la ley
de la progresión (4 = 10) 1+2+3+4 = 10 o Tetrakys.
Se dice que la
multiplicación del número 4, la extracción de su raíz, su multiplicación por él
y la consideración de la proporción de todos los números raíces con sus números
raíces, constituye el secreto más grande de la doctrina de los números. Esta
afirmación se encuentra en muchos de los escritos considerados secretos, bajo
la expresión: el conocimiento del ‘Gran Cuaternario’
El SENARIO
Considerado por algunos
el número perfecto por excelencia, también se atribuye al funcionamiento de la
Naturaleza y se representa por medio del Hexagrama. El 6 perfecto, es un número
circular y esto es justo, ya que es el emplazamiento de la línea sobre el
circunferencia repetido seis veces, da lugar al Hexágono y permite construir los
Hexagramas (1).
El número 6 desciende
genealógicamente de la unidad a través del 3. Es el par de los 3, que redobla
la armonía del 2, que a su vez resulta triplicado. Siempre en equilibrio, en
todos sus grupos, es el número pitagórico perfecto, el prototipo de la
proporción y se asimila con la representación de la belleza natural (2).
El 6, enumera los días
de trabajo divino para completar la creación, asociado con el número de los
días de trabajo humano asumido durante la semana. Su cuadrado 6 x 6 = 36,
refiere la palabra separación y se le asigna la distinción entre la luz y las
tinieblas.
Ahora bien, 36 X 4 = 144,
cuyo resultado corresponde a la proposición oriental primitiva de los elementos
completos de la primera revelación. Por otro lado, si se multiplica 36 X 6, esto
es, el cubo de 6, se llega a 216, lo cual significa la posesión espiritual
personal, que se traduce como ‘el amor de la propia excelencia’.
EL SEPTENARIO
Siete partes están
constituidas por dos ternarios, en medio de los cuales se acoge la Unidad. Este
número tiene numerosos reflejos: en la creación, en los fluidos, en los colores
y en las formas y en un sinnúmero de expresiones adicionales (2).
Sin
embargo, se aclara que hay tres sistemas de septenarios. El físico, el astral y
el psíquico.
El físico se representa por 6 + 1 y es figurado por dos triángulos
enlazados que contienen en su centro la unidad. Corresponde al sello de
Salomón, más conocido como estrella de David, al que se le asigna ser la llave
de la circulación de las fuerzas divinas en la naturaleza.
Es también el caduceo de Hermes formado de dos
serpientes que hace cada uno tres vueltas alrededor del caduceo sagrado. Es por
fin la estrella a siete puntas que dan la llave del mundo de los sin aberturas.
El
sistema del septenario astral se
escribe como 5 + 2 y se remite sobre todo, a la actuación del hombre sobre el
plano terrestre. Es el pentagrama con su doble color blanco y negro, que indica
la presencia de la polarización positiva y de la polarización negativa. Es la
imagen de la mano humana y de su doble polarización derecha e izquierda; es la
estrella positiva, que domina la media luna negativa.
El sistema psíquico se escribe por 4 + 3 e indica
la victoria definitiva del Espíritu sobre la materia. Es el triángulo que
domina el cuadrado u origen de la Pirámide; es el triángulo que domina Tau
egipcio; es por fin, el triángulo que viene para confundir su cumbre con la extremidad
de la línea vertical y su base con la línea horizontal de la cruz redentora.
Entonces pues se aborda
la aplicación del septenario con relación a un determinado orden de
conocimientos, por ello, se requiere saber bien cuál de ellos género de
septenario al que se dirige la atención, ya sea si es la variedad 6 + 1, o la
variedad 5 + 2, o la variedad 4 + 3, para determinar de cuál, el observador debe
valerse.
Además, hace falta de
saber más sobre la dirección, si se sube la espiral de la evolución, en cuyo
caso, el número más fuerte siempre es colocado de primero, como ya se indicó, o
por el contrario, si desciende a lo largo de la espiral del embrollo, en cuyo
caso el orden de las series se hace: 1 + 6, 2 + 5, y 3 + 4 (1).
NONARIO
El número 9 vuelve a elevar
la unidad por medio del número 3. El nueve es desarrollado, al ser multiplicado
el 3 por sí mismo, y, como el 3 ya era devuelto a la unidad por medio del amor,
este regresa a 1 x 1 y se queda siempre en la primera unidad.
Este número es
considerado de amor y beatitud, tiene su reflejo sólo en el cielo, en los nueve
coros de los ángeles (1). Nonario es el número a la vez de la generación, del
misterio y de la iniciación, porque la iniciación, es producto de una
generación espiritual o regeneración, y porque toda generación, material o
espiritual, se cumple en el misterio.
Se dice también que la
iniciación, consiste en la penetración consiente de aquel, quien le pone velos
a los profanos. Hay, en la iniciación, nueve gradas, que son, por así decirlo,
los nueve descansos donde se detiene el hombre para contemplar el camino
recorrido y prepararse para subir a un piso (2) más alto.
EL DUODENARIO
Está constituido por
partes (ternarias) opuestas, tres amigas, tres enemigas, tres de vida o que
vivifican y tres que matan; y Dios rey fiel, domina todas ellas en el umbral de
su santidad.
La unidad domina sobre el
ternario, el ternario sobre el septenario, el septenario sobre el duodenario
(1).
“Lo bien aprendido,
para siempre es sabido”. Refrán Popular.
Fuente: Mi
libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel
García Vanegas
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