“El tiempo es un
gran maestro que arregla muchas cosas”. Pierre
Corneille.
Históricamente
el tiempo no se ha podido definir con absoluta claridad, pues siempre ha estado
referido tanto a ciertos sucesos, como a su registro.
De alguna
manera se asimila a un intervalo o lapso de duración de su transcurrir,
sirviendo de base para establecer el mejor punto de referencia posible, en
especial, para la ubicación del acaecimiento de un suceso.
Esto es
evidenciado por la forma como se precisa en las narraciones, utilizando por
facilidad, términos como el «antes», el «ahora» y el «después» o el «entonces»
expresados como los momentos a referirse y en el mejor de los casos, se acude a
reseñar las fechas tomadas del calendario, horas o instantes como una manera
válida de medición o como un no menos valioso, punto de registro.
Pues
bien, el calendario es el instrumento de medida orbital de la tierra. Sucede en
cuanto la Tierra gira durante un año de 365 días alrededor del Sol, mientras el
día de mide por la rotación que realiza sobre su propio eje durante un plazo de
24 horas. Por su parte, la Luna que coincide en su plazo de rotación y
traslación con el de Tierra, igual gira alrededor de la tierra, por espacio de
28 días del llamado ciclo lunar, cuyo múltiplo 13, se aproxima al solar, más no coincide exactamente.
Para el
cálculo normal del paso del tiempo relativo a la tipología del mes, se toman
dos ciclos:
ü El artificial o gregoriano, método por tradición aceptado según lo ha
establecido el calendario occidental que es el que por su amplia difusión impera
hoy y que corresponde más a una medida irregular y arbitraria derivada de los
caprichos de las decisiones de una sucesión de gobernantes y que para el caso,
es identificado como12:60.
ü El natural o lunar derivado del calendario sagrado Maya o Tzolkin que
es referido matemáticamente como 13:20. Los Mayas desarrollaron una inteligente
formulación matemática, la cual marca con mayor precisión el orden sincrónico
que corresponde al tránsito de la tierra dentro del sistema estelar galáctico
siguiendo con lógica su movimiento de traslación anual. Según su análisis, lo
hace durante trece períodos lunares de 28 días cada uno. Este modelo cubre 364
días del año que equivalen a 52 semas de 7 días, quedando un día y un cuarto de
día sin cubrir que aparentemente es el tiempo que gana la velocidad al navegar
en el mismo sentido de la rotación dextrógira del planeta, ya que como prueba,
la luna, el sol y las estrellas, aparecen por el oriente, todo, en función del
modo de giro de la rotación del planeta. Complementa el cuadro, el hecho que
cada estación tiene un tránsito orbital exacto de 91 días que suceden entre
cada solsticio y el siguiente equinoccio.
Nota: La notación
numérica, 12:60 y 13:20, muestra el primer dígito referido al número de
períodos y el segundo, al múltiplo matemático escalar, utilizado en su cálculo.
Pues
bien, al poner en duda lo correcto del funcionamiento del sistema calendárico
gregoriano hoy vigente, sólo queda por analizar más en detalle, la conveniencia
de implantar el uso del sistema natural lunar.
Para
efectos del análisis comportamental humano, el calendario sagrado Maya o
Tzolkin que se relaciona con la ‘tabla de permutaciones’ o Buk-Xoc, funciona
por medio de la interacción de trece tonos galácticos, representados por las
articulaciones del cuerpo humano y los periodos lunares, con los veinte sellos
solares del ciclo impresos en los dedos de manos y pies, también asociados con
los veinte aminoácidos del ADN, modelo que según sus enseñanzas, marca la
energía regente cada día. Así, a cada persona le corresponde un Kin o ‘energía
de movimiento’, en todo caso, definida por el día de nacimiento individual.
Puede
decirse que los 260 giros o combinaciones posibles dadas en el Tzolkin son la denominada: ‘Sagrada
cuenta de los días de la mente’, donde Tzol
es cuenta, Kin es día y Maya es mente. Entonces, 13 Tonos
galácticos x 20 sellos solares = 260 kin del ciclo Tzolkin.
Trece son
los tonos galácticos o poderes de la creación y cada uno conlleva un grado de
vibración energética o energía Yin, femenina lunar. Cada Tono tiene un nombre,
una acción, una esencia y una función de poder creativo.
TZOLKIN - TONOS GALÁCTICOS
Nombre
|
Acción
|
Energía
|
Esencia
|
Función
|
HUN
|
Atraer
|
Magnética
|
Propósito
|
Unificar
|
KA
|
Estabilizar
|
Lunar
|
Desafío
|
Polarizar
|
OX
|
Unir
|
Eléctrica
|
Servicio
|
Activar
|
KAN
|
Medir
|
Auto Existencia
|
Forma
|
Definir
|
HO
|
Comandar
|
Armónica
|
Esplendor
|
Empoderar
|
UAK
|
Equilibrar
|
Rítmica
|
Igualdad
|
Organizar
|
UUK
|
Inspirar
|
Resonante
|
Armonización
|
Canalizar
|
UAXAK
|
Modelar
|
Galáctica
|
Integridad
|
Armonizar
|
BOLON
|
Realizar
|
Solar
|
Intención
|
Pulsar
|
LAHUN
|
Producir
|
Planetaria
|
Manifestación
|
Perfeccionar
|
BULUC
|
Divulgar
|
Espectral
|
Liberación
|
Disolver
|
LAHAC
|
Universalizar
|
Cristal
|
Cooperación
|
Dedicar
|
OXALHUN
|
Trascender
|
Cósmica
|
Presencia
|
Perdurar
|
Complementando
el cuadro anterior aparecen los 20 Sellos Solares que igual, cada uno se asocia
con un nombre, una esencia, una acción y un poder. La combinación de los sellos
con los tonos producen los Kin, que en general influyen en los comportamientos
individuales.
TZOLKIN – SELLOS SOLARES
Número
|
Nombre
|
Sello
|
Esencia
|
Acción
|
Poder
|
1
|
IMIX
|
Dragón
|
Ser
|
Nutrir
|
Nacimiento
|
2
|
IK
|
Viento
|
Aliento
|
Comunicar
|
Espíritu
|
3
|
AKBAL
|
Noche
|
Intuición
|
Soñar
|
Abundancia
|
4
|
KAN
|
Semilla
|
Atención
|
Atinar
|
Florecimiento
|
5
|
CHICCHAN
|
Serpiente
|
Instinto
|
Sobrevivir
|
Fuerza vital
|
6
|
CIMI
|
Lazo
|
Oportunidad
|
Igualar
|
Muerte
|
7
|
MANIK
|
Mano
|
Curación
|
Conocer
|
Realización
|
8
|
LAMAT
|
Estrella
|
Arte
|
Embellecer
|
Elegancia
|
9
|
MULUC
|
Luna
|
Flujo
|
Purificar
|
Agua Univ
|
10
|
OC
|
Perro
|
Lealtad
|
Amar
|
Corazón
|
11
|
CHUEN
|
Mono
|
Ilusión
|
Jugar
|
Magia
|
12
|
EB
|
Humano
|
Sabiduría
|
Influenciar
|
Voluntad
|
13
|
BEN
|
Caminante
|
Vigilancia
|
Explorar
|
Espacio
|
14
|
IX
|
Mago
|
Receptividad
|
Encantar
|
Atemporalidad
|
15
|
MEN
|
Águila
|
Mente
|
Crear
|
Visión
|
16
|
CIB
|
Guerrero
|
Intrepidez
|
Cuestionar
|
Inteligencia
|
17
|
CABAN
|
Tierra
|
Sincronía
|
Evolución
|
Navegación
|
18
|
ETZNAB
|
Espejo
|
Orden
|
Reflejar
|
Sin fin
|
19
|
CAUAC
|
Tormenta
|
Energía
|
Catalizar
|
Autogeneración
|
0
|
AHAU
|
SOL
|
Vida
|
Iluminar
|
Fuego univ
|
Por otra
parte, muchos otros intentos de definir el tiempo, sólo se refieren a su
naturaleza, aun cuando en su verdadera interpretación se crean dudas, así, lo
único cierto a la luz de la explicación científica actual, es que el tiempo, no
es una dimensión en el espacio, como fue la creencia popular más común, durante
muchos siglos.
Perceptivamente
para el individuo desapercibido, su transcurrir sugiere que el tiempo se
origina en algún momento y debe terminar en otro, ya que son las vivencias, las
que permiten experimentar su recorrido.
Sin
embargo, independientemente de la forma cómo se perciba el lapso entre el
«entonces» y el «ahora», el tiempo siempre ha estado presente en el permanente
transcurrir de la vida, actuando como un hilo conductor que une lo anterior y
lo actual, de forma que su simple existencia, permite intuir e inclusive con
cierto grado de precisión, predecir la forma de programar lo futuro.
El
tiempo, es al mismo tiempo objetivo y subjetivo. Es objetivo pues
matemáticamente se trata de una progresión lineal que acompaña el cambio
universal.
Y es
subjetivo, ya que es se trata de una tasa de procesamiento medible de una
manera integral que además, permite la inclusión del registro de los eventos en
la conciencia individual y aplica en la formulación del cambio, de la
conciencia colectiva.
Vista a
nivel individual, la comprensión del tiempo está lejos de ser aclarada; aunque
se sabe que tiene que ver con la sensación de velocidad resultante de su
transcurrir que queda registrado en la conciencia.
Entonces,
existe una estrecha relación entre la conciencia y la velocidad de percepción
asociada con el transcurso del tiempo.
Son varios
los elementos que alteran la percepción humana sobre la velocidad del paso del
tiempo.
Tal vez
el primero, es el volumen del registro de información almacenado en la
memoria-conciencia; pues cuanto mayor sea dicho volumen, da la impresión que el
tiempo pasa más rápido. Por lo contrario, ante un volumen de información
disponible reducido, aparentemente se percibe lento el paso del tiempo.
Además, a
mayor información, mayor es la conciencia, por lo tanto, con el paso del
tiempo, su volumen es más amplio e incluyente. Así el pasado sirve de apoyo
para la toma de decisiones y con buen criterio, cada vez se hace más acertado
el individuo, en la forma de prever el futuro.
La
experiencia también altera la manera de sentir el paso del tiempo. Un evento
repetido muchas veces, por ejemplo una rutina, hace que la sensación del tiempo
casi desaparezca. Mientras la introducción de una nueva acción o una novedad en
el proceso, hace que aparentemente, el tiempo se extienda.
El
proceso de aprendizaje, por el esfuerzo implícito que conlleva, hace que el
tiempo se experimente como más prolongado. Por ello, en general el tiempo se
presenta más acelerado para las personas mayores quienes comentan que la vida
pasa muy rápido, esto posiblemente se debe a que la transformación de los
hechos cotidianos a experiencia, se efectúa a un ritmo más elevado, aun sin
contar con una mayor intensidad posible.
El estado
de ánimo igualmente interviene en dicha apreciación. Cuando se experimenta
felicidad, el tiempo pasa volando. En contraposición, ante la tristeza, parece
que el tiempo se extiende una eternidad. Esto determina que los estados de
mayor intensidad de conciencia, marcan una sutil utilización del tiempo, pues
ante el estímulo positivo, el tiempo es más liviano, ligero o aparentemente
pasa más rápido, pues así, la energía positiva está estimulada y compromete un
menor uso, de los estados de conciencia.
Por su
parte, la carga negativa hace el tiempo más denso, más pesado y más lento, ya
que requiere de mayor decisión y empeño, para procesar las experiencias.
Igual, la
aceptación o el rechazo de alguna manera influyen en la alucinación de
relatividad del tiempo. La aceptación influye en la velocidad de procesamiento
de la experiencia, mientras la resistencia desacelera o frena la tasa de
procesamiento, esto es, modifica la experiencia de sensación de paso del
tiempo.
La
Intensidad del momento, de forma similar tiene que ver con la sensación de
transcurrir del tiempo. No es lo mismo dormir que por ejemplo estar ante un
inminente peligro, pues aunque transcurran los mismos minutos cronológicos, la
representación del lapso de tiempo en la mente, es absolutamente diferente.
Por otra
parte, la velocidad de procesamiento y la sensación del paso del tiempo, en
algunos casos cumplen una función inversa.
Al estar
en un estado superior de manejo de cualquier situación, el proceso se percibe
más rápido y por lo tanto, el tiempo aparentemente es más corto, mientras que
ante nuevas experiencias o cuando la capacidad de procesamiento de las
experiencias se encuentra en un estado inferior de manejo, el tiempo se percibe
más largo.
Cuanto
mayor sea el estado de consciencia, mayor será la posibilidad de incluir más
elementos del pasado o aspectos del aprendizaje adecuados, en los procesos del
pensamiento.
Cuando el
análisis basado en la retroalimentación y la experiencia es continuo, la mente
produce más opciones de los posibles escenarios futuros que se van creando cada
vez, de una forma más óptima.
Según los
Vedas, cuanto mayor es la conciencia, más rápido pasa el tiempo. Indican que
para una persona iluminada, ‘el cuerpo de causalidad’ denominado el alma, el
tiempo es tan acelerado que el paso de toda una vida se le llega a antojar como
si fuera un solo día, confirmando de esta forma, la verdadera concepción, de la
innegable relatividad del tiempo.
El pasado
ya está establecido y no cambia, y sólo los recuerdos permiten una vista al
pasado. Lo que sí está cambiando permanentemente, es su interpretación.
Cuando el
pasado produjo resistencia, luego se interpreta como un perjuicio que actúa en
el presente como un detrimento. Cuando el pasado ha generado aceptación,
posteriormente se interpreta como un recurso positivo que faculta el presente y
apoya el futuro.
Es
interesante resaltar que el cambio voluntario del nivel físico del tiempo es
posible, por medio del cambio consciente de uso del mismo.
Su
modificación permite, como base de referencia, volverlo más denso y lento en
comparación con niveles normales experimentados en los más altos estados de
cualquier proceso.
Como
ejemplo se propone un ejercicio para manipular la sensación de extensión del
tiempo.
Tómese
mayor tiempo que el normal para ejecutar cualquier acción que habitualmente se
haga en forma automática, entonces se resalta que simplemente por este medio,
se logra tener una experiencia real, de la supuesta prolongación del tiempo.
La
sensación opera del mismo modo, cuando voluntariamente se acelera el
transcurrir de la acción, buscando hacerla en un menor lapso de tiempo que el
utilizado en forma habitual.
Por
tanto, en la medida en que crezca la conciencia, se incrementa la capacidad de
cosechar cantidades cada vez mayores, de valiosas lecciones cultivadas en el
pasado.
Si bien
los eventos son temporales, la conciencia de la experiencia adquirida perdura
para siempre.
El
potencial del futuro radica en lograr mejorar la percepción, en la medida de la
influencia tomada de la colección de los aprendizajes pasados y así, conseguir
que intervengan activamente en la decisión y uso de las mejores formas de hacer
las cosas, esto, tomado como una definitiva contribución de lo que comúnmente
se llama la incidencia del tiempo, en la construcción de una mejor vida.
“El tiempo no es lo
que parece. No fluye sólo en una dirección, el futuro existe simultáneamente
con el pasado”. Albert
Einstein.
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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A
LONTANANZA”.
Autor: Daniel García Vanegas.
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mayorideas@gmail.com
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