“Lo
que le da su valor a una taza de barro, es el espacio vacío que hay entre sus
paredes”. Lao-tsé.
En
primer lugar, la simple percepción del espacio resulta engañosa, dado que en
general la conciencia está limitada por la experiencia, debido a que ella, está
directamente influenciada por los eventos resultantes de aquello que le resulta
evidente o simplemente, opera en función de lo que se le ha permitido conocer a
la mente con anterioridad, por lo tanto, su verdadero alcance queda
restringido, al nivel individual propio del conocimiento real.
Sobre
éste particular, se debe recordar que cada uno tiene su propia y única
interpretación de la realidad. La lógica individual, muestra a cada quien una
visión restringida del todo, ya que en general, la apreciación automática, no
va más allá de las tres dimensiones tangiblemente percibidas por cualquier
observador.
Esto
es explicable, puesto que ella utiliza solamente un punto de vista limitado y
bastante miope que sólo facilita el uso de la conciencia mental inmediata, la
cual, sirve para ver el entorno próximo, simplemente pasando por alto o
haciendo caso omiso, del amplio complemento etéreo universal existente.
A
manera de ejemplo, sucede que al mirar una línea desde cierto ángulo,
conscientemente la persona sólo percibe un punto y de esa forma lo define.
Una
estrella de millones de kilómetros de volumen y tamaño, se percibe como un
pequeño punto en el espacio. Igual, en muchos casos al mirar dos dimensiones,
según sea la perspectiva, sólo se percibe una línea; esto, a pesar que se
utilicen tres niveles espaciales de atención.
Sucede
que la conciencia próxima, sólo reconoce el área de un cuadrado o al considerar
cuatro dimensiones, la conciencia sólo contempla como máximo un volumen,
asociado al final, con una especie de cubo simple.
Por
lo tanto, se infiere que a partir del uso de cuatro dimensiones de la
conciencia, ella se circunscribe a que sólo se perciban tres dimensiones del
espacio, pues en general, ella tiende a confundirse y a distorsionar la
realidad, algo así como llegar a considerar que el Sol se puede tapar con un
dedo, o que un punto, es una dimensión espacial.
Realmente
para la apreciación del espacio tridimensional, el hombre utiliza durante todo
el tiempo, cuatro dimensiones de consciencia que le permiten percibir en la
mayoría de los casos, sólo tres dimensiones de los objetos.
Continuando
con la misma idea, puede decirse que para lograr percibir un objeto de cuatro
dimensiones, como se propone en este caso, sería conscientemente necesario,
contemplar un hipercubo; para hacerlo, resulta necesario utilizar cinco niveles
de consciencia dimensional, lo cual, ya requiere de la aplicación de un empuje
consciente y del uso de una atención total, profunda y concentrada, por parte
del individuo.
Ya
en el siglo XII Bernard de Chairvaux decía: “Qué es Dios?” – y agregaba
refiriéndose a todo y a cualquier cosa:
“Él,
es largo, ancho, alto y profundo”.
-------------------------------------------------------------------
Fuente:
Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA:
10-427-242
Autor:
Daniel García Vanegas.
Etiquetas:
Espacio, espacialidad tiempo materia energía dimensión ética moral axiología
consciencia valores principios universalidad voluntad presencia trascendencia
miedo temor paradoja ignorancia violencia ira
No hay comentarios.:
Publicar un comentario