“La
mayor sabiduría que existe es conocerse a sí mismo”.
Anónimo.
Desde
el inicio de la humanidad, el significado de la semiología se identificó como
el tratado de los síntomas en medicina, con el correr de los tiempos, ha sido
convertida en la denominada ‘Ciencia de
convergencia de los signos’ de modo que la simbología sirve a la naturaleza
y a la vida social, no sólo para los fines propios de la comunicación, sino
para efectos de acercarse a la reflexión ética que se encuentra abrazada y
subyacente bajo el lenguaje común, eso sí, trascendiendo los idiomas, lo que la
convierte en un valioso instrumento de explicación, comunicación y de acción
extrema del saber, sobre el mundo y la sociedad.
Si
bien es claro que toda ciencia debe construir y constituir su objeto y por
tanto dictar su propia metodología, en este caso se trata de determinar qué son
y para qué sirven los signos, además cuáles son sus funciones como sistemas de
entendimiento, convergencia y raciocinio, así la Semiótica se convierte en un
lugar teórico, donde confluyen a dialogar varias ciencias o disciplinas todas
en busca de lograr una significación, a partir de una síntesis coherente y de
reconocer las formas de funcionamiento inherentes a ellas mismas, en relación
con todas o cualquiera de las demás con las que se relacionan.
El
proceso de convergencia se confunde, sea por causa de la especulación azarosa,
o de la pretensión cientificista, o de las trampas de la controversia teórica
del significado o en la simple interpretación de la función de los símbolos.
Por ello, los expertos recomiendan tener un distanciamiento del signo, para
obtener una mejor óptica del objeto, de su imagen y hasta de la presencia del
mismo observador.
La
semiología, es el signo y constituye su representación, manifestación o
acercamiento a un elemento, sin que medie la necesidad de una experiencia o un
contacto directo que se produzca en circunstancias particulares. También es la
remisión de una cosa presente, a otra ausente por medio de códigos de
interpretación
Por
su parte, ‘Código de Interpretación’, es un conjunto de signos o de
convenciones que permite llegar a un grado de comprensión o de realidad, sea
ésta relativa o absoluta, de acuerdo con la información disponible o en función
del grado de comprensión individual o colectiva.
El
lenguaje para la comunicación puede ser por ejemplo de tipo: oral, verbal,
sónico, escrito, visual, gesticular, gráfico, pictográfico, de señales
visuales, simbólico, olfativo, de movimiento o derivado de cualquier otra
manifestación humana o de la naturaleza que enriquezca el proceso de trasmisión
de las ideas.
Existen
pues relaciones de simbolismo del espacio coincidentes entre lenguajes los
cuales constituyen y destacan las medidas universales:
Ø Universo
material = Unidades significantes
Ø Universo
conceptual = Unidades de significado.
Cuyo
conjunto lleva a reconocer los componentes básicos del mensaje a saber:
ü Emisor
= origen.
ü Referente
= elemento, contexto, esencia, objeto, tema, característica.
ü Canal
= vía, medio físico o instrumento de comunicación.
ü Código
= convención de interpretación común entre emisor y receptor.
ü Receptor
= destino
El
simbolismo del espacio ha sido motivo de una constante comunicación
imperceptible desde el inicio de la humanidad, pues el hombre en su esfuerzo
por comunicarse, ha acudido a diferentes métodos de representación de la
realidad, utilizando sistemas auditivos, visuales o mímicos, en especial, para
impresionar con mayor énfasis algún órgano o sentido del receptor objetivo
seleccionado y así efectuar el intercambio de experiencias, haciendo especial
hincapié en su significancia.
Desde
entonces, la representación auditiva ha estado estrechamente relacionada con el
sonido y ésta herramienta se requiere como medio de comunicación, cuando menos
durante la presencia del mensaje establecido entre un emisor y un receptor.
La
manifestación de relación humana, se inició con sonidos hasta convertirse en lo
que hoy está representado en la estructura de la actual fonética y demás
sistemas de apoyo sonoro, corrientemente utilizados.
La
comunicación sonora, es secuencial, ordenada y enfática; gracias a ella, se
toma consciencia del compás, el ritmo, los tiempos, el acento, la cadencia, los
sonidos y la música.
La
representación visual, responde a la abstracción gráfica de los fenómenos
físicos relacionados con la representación de la realidad y requiere cierta
capacidad avanzada de simbolización e interpretación por parte de sus
ejecutantes.
Se
expresa por símbolos que van desde figuras antropomorfas, hasta registrar las
imágenes de los sonidos, hoy convertidos en diferentes tipos de escritura,
gracias a las cuales el hombre se ha permitido, dejar constancia de la
experiencia fonética-auditiva, o alternativamente, continuar expresándose por
medio de una amplia simbología.
Por
su parte, la representación kinestésica o mímica, resulta cuando de forma
activa, se comunica o procesa la información intercambiada y ella, está
directamente asociada con la manifestación de sensaciones provenientes de la
mente y manifestadas mediante el uso de los movimientos del cuerpo en forma
concomitante.
De
las tres, la representación visual fue la única que desde un principio y a
través del tiempo, permitió e hizo posible, conservar los registros de la
tradición histórica de los sucesos, registrados de forma más fidedigna.
En
tiempos recientes, gracias a la tecnología, se pueden efectuar registros de las
representaciones auditivas y la kinestésicas avanzadas, ya que ahora son
realizadas por métodos modernos simultáneos de grabación del sonido y de
registro de imágenes, aun en movimiento.
El
contenido de las representaciones, pasa desde la manifestación de los elementos
significantes que tienen que ver con los conceptos expresados oral o
textualmente, sea sobre los objetos, seres o sucesos, o bien pueden ser
representados por signos grafos (letras) o símbolos gráficos (imágenes)
generalmente catalogados por ‘tipos’.
Tipo,
es un modelo representativo de un género o clase, referido a una forma, a un
comportamiento y a sus diversas motivaciones.
Para
ciertos casos, el vocablo ‘tipo’, se entiende una constitución de atributos,
rasgos y condicionantes, lo suficientemente tangibles a la observación que los
hace claramente definibles o diferenciables, y además, susceptibles de explicar
comportamientos similares dentro de un conjunto humano.
Al
respecto C.G. Jung apunta: “Un tipo, es
un ejemplo o modelo que reproduce de manera característica, el carácter de un
género o generalidad (...) Tipo es un modelo característico de una actitud
general que se haya presente en muchas formas individuales”.
El
tipo, cuenta con una esencialidad particular que lo hace distinguible de otras
y cuyo conjunto forma, una tipología completa.
Las
tipologías existen, pues desde hace ya mucho tiempo, hay una cierta
predisposición en el observador por entender una serie de estilos distribuidos
por clases y por grupos, en lugar de entrar a intentar definir sus infinitas
variantes individuales. En efecto, la fenomenología, permite y exige establecer
clases, parcelas y tipos que se ordenan en conjuntos, evitando sus inmensas
variaciones particulares.
Ese
conocimiento instintivo, se usa para clasificar intuitivamente los grupos,
valorando cada uno en rangos parecidos o especiales, como una manifestación
insistente para el esclarecimiento de un concepto, idea o pensamiento.
Aun
cuando muchas clasificaciones suelen carecer de un fundamento profundo, pues
suelen ser tópicos frívolos que desconocen los rasgos esenciales de las
características primarias y los matices que conforman lo secundario, lo
contingente o lo derivado, sin embargo y aun así se dan.
El
tópico, por ejemplo asevera formas generales del tipo: “Todos los hombres son iguales” bajo una simpleza tal que aunque es
válida, resulta aparentemente injustificable.
Los
nodos motivacionales, son llamados en psicología los arquetipos del
inconsciente colectivo. La diferencia que hay entre tipo y Arquetipo, radica en
que el primero es individual y el segundo es colectivo, mecanismo que se aplica
asimismo en el desarrollo de la simbología.
Se
trata de patrones innatos de comportamiento común que se manifiestan como
representaciones que cumplen con atraer, convencer, fascinar y dominar, y que
además son individuales, pues se desarrollan a partir de las circunstancias
vitales, cada una manifestada en mayor o menor medida por parte del observador.
Nacen
de variadas disciplinas como la literatura, el arte, la historia, la semiótica
y la mitología, mientras permanecen a través del tiempo, sea contenidos en
leyendas, cuentos, relatos, cultos y mitos que están presentes en todas las
culturas. Se trata de características familiares universales que trascienden
aspectos de tiempo, lugar, cultura, género y edad, aspectos que hacen que se
conviertan en poderosos motivadores sociales.
Los
arquetipos revelan la realización de ciertas motivaciones y deseos humanos
básicos, liberando emociones y anhelos profundos, creando fuertes vínculos de
identificación, pues son relacionados, de manera inconsciente, con determinados
símbolos e historias que producen fascinación, cuyo poder reside en que son
atemporales, transculturales y flexibles.
Por
lo contrario, los estereotipos representan y funcionan como principios
organizadores, proporcionando inspiración, estructura y coherencia a la
relación relato-imaginaria vinculada con la realidad.
Así
pues un estereotipo, es un modelo tópico de un solo tipo. Se constituye en una
generalización, y como tal, sirve para mostrar llamativamente ciertas esencias
propias de una determinada tipología, aun cuando a menudo no cumplen su
función, en especial cuando se pretende reducir todas las esencias o variantes
de un conjunto, resumiéndolas bajo las características propias de un mismo
tipo.
Tal
es el caso de proyección de la imagen de Albert Einstein, quien se ha
convertido en el estereotipo del pensador, cuando en el fondo, él sólo
representa el tipo de pensamiento introvertido, el cual a su vez, se ha
convertido en una esencia común asociada a los muchos científicos teóricos,
teólogos o filósofos metafísicos. Su caricaturización iconográfica, lo hace
corresponder a un estereotipo de: ‘profesor chiflado’.
“La
mente es como un paracaídas, sólo funciona si se abre”.
Albert Einstein.
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Fuente:
Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA:
10-427-242
Autor:
Daniel García Vanegas.
Etiquetas:
Espacio, espacialidad tiempo materia energía dimensión simbología semiótica ética
moral axiología consciencia valores principios universalidad voluntad presencia
trascendencia miedo temor paradoja ignorancia violencia ira
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