“El
ignorante critica porque cree saberlo todo, en tanto que el sabio respeta
porque reconoce que puede aprender algo nuevo”
Anónimo.
Para
la filosofía oriental, el simbolismo es: “El
arte de pensar en imágenes”. Este ejercicio, es asignado por los entendidos
en neurología y en comportamientos, como una función adelantada con preferencia
por el hemisferio derecho del cerebro.
El
simbolismo del espacio y de las formas que lo acompañan, se basa en las
relaciones universales establecidas por medio de signos. De hecho, estos tienen
una relación intrínseca con la idea que se busca representar.
En
la cultura oriental, cuando lo observado sirve como referente, su significado
se asimila con los símbolos naturales de C.G. Jung, puesto que responde a imágenes
arquetípicas esenciales, ordenadas bajo un sistema que por esencia, atiende la
visión primaria del mundo.
Para
acercarse un poco al concepto, el maestro Lao Tsé sostiene que en la profunda
base del pensamiento cosmológico y filosófico, el Tao es un concepto abstracto
que en general resulta mal entendido y mal interpretado por los occidentales, e
incluso por orientales desconocedores de los conceptos primordiales del
pensamiento taoísta. Se define así el Tao como un concepto súper-profundo de
unidad esencial que escapa de la idea fija y mítica de Dios, para ser algo
abstracto, amorfo, intangible, inaudible y distante.
Aparece
como ‘El Principio Supremo de toda realidad’, por ello da nombre al movimiento.
Sin embargo, el principio en sí no puede ser expresado pues carece de nombre.
Además, es invisible, inaudible, intangible, inmutable y se considera el origen
de toda multiplicidad. Precede a Cielo y Tierra, es silencioso, ilimitado, y
dotado de un movimiento cíclico primigenio perpetuo, siendo el ancestro de
todos los Seres.
Asegura
que si bien todas las formas de la naturaleza surgen del Tao, así mismo indica
que de él emana lo que no tiene forma. En consecuencia, el Tao es descrito como
una de las dos cosas, e incluso como el neutro primario del que surge todo lo
demás, dando el origen cosmológico y la esencia de toda la existencia. Por lo
tanto, el concepto básico de la filosofía taoísta, sostiene que bajo ningún
aspecto el Tao corresponde a una sustancia vaporosa o un ser sobrenatural.
Acerca
del origen del Tao, Lao Tsé dice que él, es la esencia fundamental de todas las
cosas por ser el origen de las mismas y el no-Tao es la creación de algo o
alguien más, porque hay cosas en el universo que se derivaban de las mutaciones
constantes del Tao, así que allí están consignadas las cosas que la gente no
logra catalogar bajo nomenclaturas previsibles, pues el Tao mismo no es algo,
sino que es la cosa en sí misma, sin detentar ninguna forma absolutista, ni
imperatividad jerárquica, puesto que es el generador de la esencia infinita y
de los cambios posteriores que tomaron cuerpo en diferentes manifestaciones. De
modo que tanto los seres animados, como los objetos inanimados en la Tierra y
el cielo, son formas que surgen de cambios derivados de la propia naturaleza
anterior, lo que es en el fondo, la naturaleza madre de todas las cosas.
En
su ancestralmente neutral forma, la naturaleza existía por sí misma y por sí
misma, fluyó y adoptó todas formas que se manifiestan espacial y temporalmente;
es a esto, lo que Lao Tsé denomina el Tao, explicando que Tao, es sólo uno de
los tantos posibles nombres asumidos para él, aclarando que éste nunca será el
nombre original, ya que son los hombres los que requieren del ejercicio de
nominar para llegar a admitir, no obstante indica que la naturaleza misma, no
tiene nombres, ni los usa, ya que de por sí, no los necesita.
“El nombre que puede ser nombrado, no es el nombre
inmutable”.
Según
“El Libro de los Cambios”, de origen
chino, todos los fenómenos naturales son duales, de manera que conforman la
oposición fundamental entre el Yang y el Yin. Lao Tsé sostiene la relatividad
de esta dualidad y por lo tanto, su existencia natural. Los dos aspectos
ontológicos del Tao permiten categorizar lo más claro y perceptible del universo
que abarcan los aspectos y creaciones del Ser y del no-Ser, cualquiera que sea
el ocultismo y la metafísica subyacente en el aspecto de su existencia. Sin
embargo, esta manifiesta etereidad ontológica, no es la ‘antítesis’ del Ser,
pues la metafísica taoísta no es antagónica, del modo como se estima en
occidente, pues para Lao Tsé, la naturaleza es relativa y por lo tanto en el
Ser y en el no-Ser, hay dos aspectos diferentes pero complementarios.
El
Tao en su filosofía básica, no considera dos posiciones diferentes, ni entra a
enfrentar una con otra, pues considera que la totalidad, forma parte de la
evolución cósmica, aun cuando paradójicamente igual reconoce la dualidad de las
manifestaciones físicas, como un factor indispensable del proceso de cambio.
El
Yin-Yang procedente de la filosofía y de las ciencias antiguas, constituye un
pilar fundamental de cualquier disciplina, arte o ciencia, en particular en la
China. Marca la aparición de la noción de dualidad que sale del carácter único
de la Energía; es el sentido de la expresión del Nei Jing: "Yin/Yang es la unidad que engendra la dualidad”.
Esta
noción de dualidad, es universal en el mundo manifestado. La impermanencia de
los fenómenos y su transformación se derivan en cambios perpetuos o en
correspondencias. Todas las cosas y todos los fenómenos tienen dos aspectos: un
aspecto Yin y un aspecto Yang. Resulta imposible proponer una lista exhaustiva
de los objetos de aplicación de la teoría del Yin/Yang, puesto que esta
dialéctica, es de carácter universal. Se halla directamente unido a la
impermanencia del mundo manifiesto, a la alternancia de los contrarios, y es en
el fondo, el fundamento mismo del movimiento perpetuo del universo.
Ningún
fenómeno persiste eternamente en su naturaleza particular, ya que los criterios
de la vida, se definen en relación con la muerte. Igual, el alivio, sólo se
percibe en función del dolor, la felicidad en relación con la infelicidad, el
día, con la noche, el movimiento, con la inmovilidad y así sucesivamente. Tal
es el caso del espacio, el tiempo, la naturaleza, la condición humana y todos
los fenómenos perceptibles que puedan ser abordados por la ciencia, la
filosofía, el arte o cualquier mecanismo dialéctico fundado en la dualidad y
que puedan ser expresados en términos de Yin/Yang.
Esto
explica el porqué de la teoría del Yin/Yang, sea considerada omnipresente en la
cultura tradicional china, involucrada en medicina, astronomía, agricultura,
política, caligrafía, pintura, música, arquitectura, cocina, artes marciales, ajedrez..
Sin embargo, resulta notable que la divisibilidad del Yin/Yang es infinita,
pues dentro de cada categoría individual, puede llegar a observarse una nueva
división sucesiva hasta el infinito.
A
título de ejemplo, el invierno es Yin y el verano es Yang. Entonces un día en
invierno, es: Yang en el Yin; la noche en invierno, es Yin en el Yin. El día en
verano, es Yang en el Yang. La noche en verano, es Yin en el Yang. El crepúsculo de un día de invierno, es Yin
de Yang de Yin, etc. Incluso dentro del día (Yang), la mañana es Yang y la
tarde es Yin.
Se
considera que son cuatro los modos de relación del Yin/Yang:
ü La
Oposición (Yin Yang Dui Li) representa dos aspectos totalmente complementarios
de las cosas y de los fenómenos que se oponen. Sin embargo, por el hecho de su
antagonismo, el Yin y el Yang se complementan mutuamente. Si bien su
enfrentamiento produce un fenómeno de limitación mutua, la presencia del Yin,
se opone al desarrollo excesivo del Yang y viceversa, así que su unidad, se
expresa un estado de equilibrio, donde cada aspecto crece en detrimento del
otro o a la inversa, el declive de uno, favorece la ascensión del otro.
ü La
Interdependencia (Yin Yang Hu Gen) justifica que la existencia del uno,
conlleva la existencia del otro y por lo tanto, son recíprocamente útiles. La
disociación completa del Yin y del Yang, marca el agotamiento, el fin, el
término de la vida.
ü La
Reducción y crecimiento (Yin Yang Xiao Zhang) cuyo equilibrio dinámico deriva
de la alternancia de fases de crecimiento y de disminución de cada uno de los
dos aspectos, sabiendo que el aumento del uno hace simultánea e inversamente
proporcional, disminuir al otro. Este mecanismo, se observa claramente en la
sucesión de las estaciones.
ü La
Transformación (Yin Yang Zhuan Hua) sucede cuando en ciertas condiciones
extremas, el Yin y el Yang no se conforman con oponerse y compensarse, puede
llegar a producirse hasta una transformación total de uno, en su aspecto en su
contrario. Entonces se dice: ´El Yin excesivo, se transforma en Yang y el Yang
excesivo, se transforma en Yin; de donde se colige que:
“El Frío en su extremo produce Calor, el
Calor en su extremo produce el Frío. Reducción y crecimiento tienen que ver con
el aspecto cuantitativo de cada aspecto”.
El
Yang se manifiesta, avanza. Es la luz, el día, todo lo que se eleva y acompaña
todos los signos, símbolos y conceptos, asociados a esta idea. El Yin se
disuelve, retrocede. Es la oscuridad, la noche, lo que desciende y conduce a
todos los signos, símbolos y conceptos, asociados a esta idea.
Con
relación a la representación de las direcciones relacionadas con el plano
espacial, ha sido el uso de la tradicional simbología básica, lo que ha dado
lugar a la visualización imaginaria de las formas fundamentales, destacando la
representación de los sectores reconocibles del paisaje tridimensional y de la
perspectiva. En el campo metafísico el fenómeno de la percepción de las
dimensiones espaciales va más allá de lo aparentemente obvio y se interna en el
campo de la más profunda interpretación subjetiva.
“Todos
nosotros emitimos una aureola, aura o halo, impregnado con la verdadera esencia
del alma”. Anónimo.
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Fuente:
Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA:
10-427-242
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Tao transformación espacio, espacialidad tiempo materia energía dimensión ética
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