EL PROCESO VIDA
(I)
“La vida es un cambio continuo que sucede en cada
momento…”. Osho.
El largo camino
recorrido por el conocimiento, muestra que tanto la reducción, como la
ampliación de las escalas del entendimiento, acrecienta la mayor comprensión humana
de la eternidad del tiempo y de la Infinidad del espacio, para confirmar así la
temprana intuición de Aristóteles, sobre la existencia del átomo y la vida,
evocando a la razón, a pensar en el proceso de la vida, en el que concurren una
infinidad de formas de existencia que están presentes tanto en la tierra, como
en todo el universo.
Desde otro punto
de vista, según las culturas orientales la materia y el espíritu conforman una
sola entidad que es el universo entero, y conforman la esencia del Ser Supremo.
Tal es el caso
de las teorías del origen de la vida que se desarrolla a continuación.
De una
traducción libre de la conferencia “Life, Death and Sam'ska'ra - Idea and
Ideology -Shrii Shrii A'nandamu'rti, " en 1993, sobre este tema, se resume
que la vida es un mecanismo que no hace ninguna distinción entre los elementos
orgánicos e inorgánicos, pues los utiliza a todos por igual e indistintamente.
En dicha
explicación se asume que desde los más simples micro-organismos hasta los seres
humanos más desarrollados, dan uso a todos los materiales y de las fuerzas
presentes en la naturaleza inorgánica y que son los mismos que intervienen en
la formación de las rocas o de los compuestos químicos más sofisticados.
Las leyes
físicas y químicas que operan en el mundo inorgánico, se consideran suficientes
para explicar la presencia de todas las formas de vida existentes. En última
instancia, de acuerdo con éste mecanismo, los seres vivos pueden ser
adecuadamente descritos en términos de materia y movimiento, ya que en esencia
corresponden a los mismos grupos de átomos primitivos que igual permanecen
girando en el espacio.
El mecanicismo
describe el origen de la vida de la siguiente manera: los átomos de la
creación, léase: hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, etc., están en movimiento
gracias a sus propias fuerzas, ellos se aglutinan unos contra otros y se
adhieren en grupos, hasta que se disponen por fin, en forma de protoplasma
celular, con el que comienza la vida.
A continuación,
el movimiento de los átomos dentro de la célula, atrae a ella más átomos
externos hasta que por fin se divide en dos células, y en este proceso,
finalmente se dividen en varios miles. Luego, siguen las interacciones de las
diferentes células, provocando claras diferenciaciones entre los tejidos y
órganos que cumplen funciones diferentes. Por último, los movimientos de los
átomos y las interacciones de los órganos de forma espontánea, se ajustan de
tal forma que se alcanza un estado de movimiento, auto-sostenible, cuyo
equilibrio constituye un organismo vivo, como un todo.
Por lo tanto,
esta explicación encuentra que la vida no es otra cosa que la resultante
mecánica de la interacción de las moléculas constituyentes del cuerpo.
Vida, en general, corresponde
a un cúmulo de características propias de los seres altamente organizados,
condición que les confiere una fuerza sustancial compuesta por una actividad
interna de crecimiento y desarrollo y otra fuerza externa que permanece aunada
con la posibilidad de una permanente interrelación con el entorno.
Esto se traduce en que el ser
vivo posea una cierta independencia relativa, una capacidad de adaptación, una
posibilidad de desarrollo y un buen grado de garantía de reproducción, todo en
concordancia con un principio activo de autonomía que deriva en la tendencia de
auto preservación de la especie, vida que está enmarcada en las variables que
caben dentro de una serie de coordenadas de materia, energía, espacio y tiempo.
Un organismo vivo, constituye un sistema integrado, en
donde el todo controla las partes y estas a su vez contribuyen a la unidad del
todo. El todo sin las partes, es incompleto y las partes aisladas son sólo
piezas diferentes inherentes al todo.
Para su análisis, el concepto básico reza que la
ciencia debe mantener un acercamiento a la vida, ya que éste resulta
fundamental para entender inclusive, hasta el comportamiento social. Éste tipo
de concepto influye tanto sobre la conducta profesional médica, como en la
concepción filosófica o el ámbito ético-axiológico, así como interviene en la
construcción jurídica-social y hasta obra en la conformación de funcionamiento
del mismo entorno económico.
Por su
trascendencia, el tema ha sido abordado formalmente por las diversas corrientes
filosóficas, en especial occidentales, las que por su concepción diferencian lo
“vivo" de lo “no vivo”, todo ello por cuenta del supuesto contenido que
imprime la presencia de un alma con capacidad de moverse espontáneamente, y por
ende, así determinar que la ausencia de la primera característica o falta de
vida, aspecto que obliga a dejar de poseer aquello que impulsa la existencia o
fuerza interior latente.
Para
Aristóteles, vida es ‘el ser mismo’. Vida, es
un principio por medio del cual, un ser se nutre, crece y perece, siempre
vigente a sí mismo. Entonces,
se entiende la vida como la propiedad material y como la no material inherente
al ser. Para éste caso, se refiere a la condición del hombre de ser contenedor
de la cualidad energética inmersa dentro de una propiedad física, que funciona,
gracias a la presencia de la no materia que obra en él y por tanto, lo posee.
Por una parte Voltaire, define la vida como un
complejo de procesos mecánicos y psíquicos. Engels, se refiere a ella como una
modalidad de existencia de los cuerpos albuminoideos o protoplásmicos, producto
de un constante intercambio de sustancias con el entorno alrededor y agrega que
la vida siempre se origina a partir de un organismo similar.
En términos
biológicos, la vida humana se define como la capacidad de nacer, crecer, reproducirse,
respirar, nutrirse, evolucionar y morir. Y como requisito previo, considera que
el Ser portante debe tener la capacidad de intercambiar y transformar la
energía disponible para sobrevivir, pues está construido por un cuerpo celular,
el cual es descrito biológicamente como un ciclo finito que va transitando
desde el nacimiento, hasta agotar completamente sus recursos de energía y
morir.
En términos generales, los Vitalistas, consideran la
vida como el producto de una fuerza reguladora de la materia, mientras los
Mecanicistas, la asimilan a un sistema complejo de procesos físico-químicos; a
su vez los Dialécticos, hablan sobre unas leyes biológicas muy específicas que
rigen la vida. Desde
el plano social, la importancia de la vida humana radica en el valor de los
mecanismos de renovación o protección que sirven como garantía para una
adecuada prolongación vital.
Al entender la
vida como el equilibrio de los átomos que chocan, se admite que los seres vivos
se originan a partir de elementos que carecen de vida, esta visión respalda la
teoría de la abiogénesis ampliamente divulgada y sostenida en esencia por el
mecanicismo. Sin embargo, resulta muy difícil explicar la vida, solamente por
medio de la materia y su movimiento. Así que como complemento, se recurre a
justificar la presencia del instinto animal que de hecho lucha por su propia
conservación, al realizar acciones internas, reflejas o no, que tienen como
objetivo la auto- preservación.
Pero hay otra
cosa que es considerada real en un cuerpo vivo y es que él da cuenta de su
comportamiento característico, más allá de los elementos materiales y de los
procesos físicos y químicos implícitos, llegando así a la de por sí opuesta
teoría del vitalismo. El argumento vitalista, brevemente puede resumirse así:
Cada objeto viviente es un todo organizado. Sus partes existen y funcionan para
brindar bienestar a la totalidad del organismo. Dentro de él ejercita el
completo control de sus partes. Y allí, es decir, en ese poder, radica el
carácter instintivo de la vida. En ninguna otra parte del mundo inorgánico,
esta misma característica puede ser encontrada.
Continúa la
argumentación asegurando que el poder característico de la vida se puede
detallar como sigue:
Ø El organismo
posee el poder para exponer a la sus propias moléculas a procesos de oxidación,
para por este medio producir calor y energía.
Ø Tiene la
facultad de aplicar parte de su energía para cambiar su propia forma y
posición, de modo tal, como para resistir las fuerzas externas y adaptarse a
las circunstancias extremas para lograr la preservación de su ser. Por ejemplo,
la búsqueda de alimento o el hecho de alejarse de objetos amenazantes.
Ø El poder de
aplicar parte de su energía a aprovechar para sí, los materiales del exterior y
asimilarlos a su propia conveniencia, eliminando los residuos sobrantes.
Ø El poder de
coordinar el trabajo de los distintos órganos a fin que ellos cooperen para el
bien de todo el sistema, y si es necesario, hasta compensar la pérdida de la
función de cualquier órgano lesionado, por medio del fortalecimiento de otros
órganos o sentidos.
Ø El poder de
eliminar las células con forma de virus o gérmenes, por ser organismos
extraños, buscando de este modo, la preservación de la especie.
Todos estos
poderes están orientados al simple propósito del bienestar general de todo el
organismo, lo cual, no está contemplado en la explicación mecanicista de la
vida. Es por ello que se postula la presencia en el organismo vivo, de eso que
permite explicar dichas funciones peculiares, para así llegar a la denominada
entelequia, o principio vital. La principal objeción que se argumenta contra la
Teoría Vitalista es que en ella surge un elemento calificado de misterio, sobre
el concepto del principio vital.
Una más amplia
concepción de la vida, la define como la fuerza resultante de los roces
internos y externos del objeto-cuerpo; donde el núcleo es el factor sólido,
mientras el carácter corresponde a la energía vital, la misma que en sánscrito
se llama pra'n'a'h y que corresponde a la colección de importantes grupos de
trabajo asociados entre sí dentro de la misma estructura física.
Esta es la forma
como la vida se expresa dentro de las estructuras que conforman la unidad
física. Tales estructuras físicas están compuestas de cinco factores fundamentales:
etéreo, aéreo, luminoso, líquido y sólido, y por lo tanto, para su propia
existencia como estructuras de unidad, cada una debe tener el control del
núcleo de su respectivo factor, dentro de la estructura del cuerpo compuesto.
En el origen del
núcleo intervienen dos fuerzas opuestas de desarrollo: la centrípeta-adhesiva y
la centrífuga-separatista. La primera, interna, trata de mantener la
solidaridad estructural del objeto, mientras que la segunda, centrífuga marca
una tendencia segregacionista, es decir, trata de dividir el objeto en miles de
partículas.
“Esta
es la verdad profunda y simple: eres el amo de tu vida y de tu muerte. Lo que
haces es lo que eres”. Lao Tsé.
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Registro de Propiedad
Intelectual DNDA:
10-427-242
Autor: Daniel
García Vanegas.
ETIQUETAS: Vida,
muerte, sistemidad, sistema, semiología, semiótica, ordenamiento, energía,
vibración frecuencias, ilusión, fuerza, tao, temor, miedo, bloqueos, Ego,
Entidad, Existencia, esoterismo,
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