LA ASTROLOGÍA (20)
“Visión
sin acción es sólo un sueño. Acción sin visión es solamente ver pasar el
tiempo. Visión con acción es el cambo del Mundo”.
Anónimo.
En la
llamada era de la tecnología y las comunicaciones y en un sutil intento
por analizar la posible conveniencia de pasar a considerar el hecho de cambiar el
actual calendario establecido en el mundo moderno y que rige prácticamente a toda
la humanidad, conviene decir que resulta imperativo conducir una adecuada
implantación de lo que se considera un cambio fundamental y por demás necesario
del registro del tiempo, ya que se trata de realizar la revisión de un evento
que por cuenta de la ignorancia, indolencia y de cierta manipulación, la
sociedad ha venido aplazando esta tarea por cientos de años.
Es de
lamentar de manera profunda el hecho que históricamente, el mundo perdió la
oportunidad de revisar los claros y avanzados conceptos calendáricos manejados
por la cultura maya vigentes al momento del descubrimiento de América, por
cuenta de una conquista y dominación adelantada a punta de sangre y fuego de
los pueblos sometidos que despóticamente fueron llamados indios, término que
acomodado al lenguaje común, significa ‘sin dios’.
En éste
punto conviene recordar que un calendario resulta ser el más valioso
instrumento para medir tiempo y que como cualquier instrumento de medida, todas
sus unidades de magnitud deben ser iguales para buscar mantener el orden natural
del tiempo dentro de una adecuada secuencia, elemento de suma importancia para conservar
el registro y la memoria de los acontecimientos, tanto en forma de recuerdos, como
de cambios de hábitos y el registro del pensamiento y otras formas mentales de
raciocinio.
La
consideración de establecer un calendario ‘adecuado’, sin duda debería tener en
cuenta la relación del hombre con la Tierra, con la Luna, con el Sol, con la
Galaxia y con el universo en pleno.
Por
ello, las unidades de tiempo que se utilicen deben estar establecidas en
función de los ciclos naturales regulares que rigen el planeta y en
concordancia, con los principales eventos planetarios que marcan el tiempo, por
ahora ya bien definidos con un alto grado de precisión así:
1 Año:
Una vuelta completa de la Tierra alrededor del Sol. Se asume como 365 días aun
cuando su duración real vista con relación al sol es de 365, 257 días y la
duración sideral es de 365, 257, variaciones que son producto del fenómeno de
precesión.
1 Mes: Una vuelta completa de la Luna alrededor de la
Tierra. En realidad el ciclo se cumple cada 29,5 días lapso necesario para
repetir cada fase lunar.
1
semana: Es el lapso de paso de un ciclo lunar, aceptado como la cuarta parte de
un mes, sin embargo, los 29,5 días hacen que la semana sea de 7, 375 días
solares en verdad.
1 Día: Una
vuelta completa de la Tierra sobre su propio eje. Dividido en 24 horas, de 60
minutos y cada minuto de 60 segundos producto del sistema de medición
sexagesimal.
No
resulta para nada fácil de hacer rimar el año solar con los ciclos lunares pues
tienen diferentes duraciones. El año solar de 365 días debería ser compuesto
por siete meses de 30 días, más cinco de 31 días, junto con un bisiesto cada
cuatro años y un ajuste adicional cada 72 años producto del fenómeno de
precesión que causa el desfase de un grado en dicho período.
Igual
sucede con el ciclo lunar que debería tener en alternancia un mes de 29 días y
otro de 30 asignando entonces meses de tres semanas de 7 días y una de 8,
alternando con meses de dos semanas de siete días con dos semanas de ocho.
¿Difícil no?
Pues
bien, lamentablemente desde hace centurias y milenios, la humanidad está
montada en el uso de una colcha de retazos que al final derivó en lo hoy se
llama ‘Calendario Gregoriano’ o de la santería, pues tiene un día asignado a un
santo diferente y que en realidad está provisto con doce meses irregulares. De
hecho, el calendario en sí y de manera racional, mide aproximadamente una
vuelta de la Tierra alrededor del Sol, sin embargo, las unidades de medida de
los meses en días no son simétricas, pues se utilizan meses acomodados de
31-30-28-29 días, cuya distribución obedece en particular, a una serie de antiguas
decisiones políticas sin ningún rigor astronómico como debería ser.
Gran
prueba de éste argumento es que el primer día del calendario es tomado como el
1 de Enero, evento que corresponde a la fecha en que simplemente eran asignados
los cargos públicos durante la ya remota y caduca regencia del Imperio Romano,
soterradamente heredada por la iglesia.
En cuanto
al número de doce meses del año, su aplicación empezó desde hace más de cinco
mil años, pues los babilonios y egipcios originalmente montaron sus calendarios
sobre mediciones solares divididas en doce partes de 30 días, que junto con un reconocido
ciclo de cinco días de ajuste anual, corresponden a la duración que en éste
sistema se aproxima en mucho, a la medida del año solar.
Sin
embargo, la contabilización tomada de esos treinta días, realmente no
corresponde a ningún ciclo natural, puesto que dicho modelo se derivó como directo
resultado de la aplicación de la geometría de partición del círculo en doce
partes de 30 grados cada uno, con base a la matemática sexagesimal, sin tener
en cuenta otras consideraciones.
Se sabe
que el antiguo calendario rústico era aún más desfasado, así que en su momento,
el emperador Julio Cesar, copiando la costumbre de los egipcios, intentó
formular un calendario solar con una medida de 365 días, que si bien derivó en
una medida más acertada, no dejó de acomodarse a una versión chueca,
tergiversada y desigual, sobre la que lamentablemente, luego fue montado el
Calendario Gregoriano de doce meses[1] que
ha permanecido vigente desde 1582 hasta hoy.
Para
ese entonces y ante la oportunidad de cambio, se consultaron los mejores
científicos de la época, quienes se reunieron para trabajar sobre la corrección
de un sistema hasta entonces tradicional, pero siempre buscando acomodar el
desfase estacional, producto de no haber tenido en cuenta la existencia del año
bisiesto, cuya divergencia se manifestaba en el fallido inicio de las
estaciones. Derivado del intento de corrección esa falencia, surgió la
introducción del 29 de Febrero cada cuatro años y así se aceptó.
Por
tanto puede decirse que en el fondo, los calendarios Gregoriano y Juliano son lo
mismo en esencia, pues se trata de un calendario acomodado a las malas, por cuenta
de la inclusión de dos meses en honor a dos emperadores de manera que por
ejemplo, Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre significan: séptimo,
octavo, noveno y décimo, cuando en realidad hoy están en el orden de noveno al
duodécimo mes respectivamente.
Pues
bien, obedece a una gran estupidez humana usar un calendario desigual, lo cual produce
como resultado que el reloj vital se descuadre y además, como si fuera poco, en
su confuso diseño se pierde la natural armonía de la secuencia natural del
tiempo.
Para
muchas culturas el Calendario lunar o de Trece Lunas[2],
constituye la más racional norma de medición de tiempo, pues resulta ser mucho
más exacto que todos los demás sistemas que hayan utilizado por parte de la
humanidad. Éste método de medición sigue de manera muy cercana, los reales ciclos
naturales del Sol, la Tierra, la Luna y la Galaxia.
Los
meses que se miden con base en el ciclo Lunar, duran 28 días, con cuatro
semanas perfectas de siete días cada una. Así, el año se compone de 13 Lunas de
28 días y 52 semanas. Sólo queda un día libre que se llama ‘Día Fuera del
Tiempo’ y que corresponde al “Festival Anual de Paz a través de la Cultura”. Su
fórmula es: 13 x 28 = 364 + 1 día libre.
Ello no
es ninguna novedad, corresponde a la manera natural de seguir el tiempo desde
los orígenes de la observación humana. Una vuelta de la Luna en torno a la
Tierra dura 28 días y en un año la Luna da 13 vueltas exactas alrededor de la
Tierra, mientras que igual, el Sol gira sobre su propio eje gira cada 28 días.
Se
tiene referencia que los Druidas en
Europa seguían un calendario de 13 meses y cada mes constaba de 28 días. Los
nombres de los meses se escribían con un alfabeto basado en los árboles que
consistía en 20 letras. El calendario andino o Pachacuti de los Incas también era de 13 meses de 28 días. En las
islas de Polinesia también se utilizó éste tipo de calendario y en el antiguo
Egipto la mecánica lunar fue conocida como el ‘Calendario de Toth’.
Notable
es que igual los mayas desarrollaron el Calendario de 13 Lunas, cuya medición fue
implementada por medio de una serie de cálculos exactos con relación a los
ciclos propios inclusive de la galaxia. Dicho Calendario de Trece Lunas establecido
por la cultura Maya se llamaba Tun U o
Tunkin.
Para
cualquier observador desprevenido resulta muy fácil seguir el calendario de las
trece lunas. El año empieza el 26 de Julio, fecha correspondiente al actual Calendario
Gregoriano que sirve como simple referencia, a partir de allí, los días van pasado
del 1 al 28 cada mes, mientras los siete días de la semana siempre coinciden
con las fechas.
Queda
entonces sólo por ajustar el día ‘Fuera del Tiempo’, esto para los mayas es el
25 de Julio gregoriano, ocasión que según sus costumbres, los artistas pueden
hablar con clara voz al mundo, a través de su música, su literatura y su arte,
para entonces al ir más allá de la historia y mostrar a todas las naciones del
mundo, que hay otro camino más armónico de medir el tiempo al decir: ¡Nuevo
milenio, nuevo tiempo, nuevo sendero!
Más, ¿Conviene
cambiar el calendario? En realidad a pie juntillas, no sería el primer intento
conocido.
Durante la
revolución francesa, el pueblo quiso liberarse de sus opresores, y fue bajo ese
ambiente precursor de la abolición de la monarquía y de la nobleza y otro tipo
de dominios, y se empezó a cuestionar la validez del Calendario Gregoriano,
utilizado hasta entonces. Los primeros ataques contra dicho calendario
convencional ya se habían producido en 1785 y 1788.
Además
existía cierta intención de independizar el calendario de sus complejas implicaciones
cristianas. Después de la toma de la Bastilla en Julio de 1789, las demandas
para efectuar la reforma del calendario tomaron fuerza, se hicieron más
frecuentes y poderosas, de modo tal que en principio el nuevo calendario iba a
empezar marcando el primer día de la considerada libertad republicana, o sea,
el 14 de Julio de 1789.
En ese
entonces, un equipo de científicos, poetas, pintores y otros pensadores
trabajaron arduamente y durante varios meses en la elaboración del nuevo
calendario. Así, el Calendario Revolucionario, también llamado Republicano, finalmente
entró en vigor en Francia el día 24 de Octubre de 1793, algo más de un año
después de la proclamación de la denominada Primera República Francesa.
El
resultado del trabajo de éste equipo fue entregado a la Convención Nacional en
Septiembre de ese año y su contenido fue aceptado completamente, de manera que
se estableció como ley el 5 de Octubre, para entrar en vigor a partir del 24 de
Octubre.
En
consecuencia, el año quedó dividido en 12 meses, de 30 días cada uno, aun
cuando subdividido en tres periodos de 10 días o décadas. El último día de cada
década era de descanso. Se consideró oportuno dividir el tiempo en intervalos
de diez días en vez de siete, ya que el diez constituye la base del sistema
decimal de numeración. Los cinco días que quedaban se llevaban al final del
año, esto es, entre el 17 y el 21 de septiembre del derogado Calendario
Gregoriano. Los cinco días eran considerados festivos nacionales y además, en
los años bisiestos se tomaban seis días en lugar de cinco. Con éste sistema desaparecía
por completo la tradicional semana de siete días romana, judía, cristiana e
islámica.
Asimismo,
se tomó la decisión que el año debería comenzar con el equinoccio de otoño en
razón al gusto de ajustar mucho mejor el calendario a las actividades de la
agricultura, así como también al período académico, que comienza después del
descanso estival, etc.
Casualmente,
la proclamación de la Primera República Francesa el 22 de Septiembre de 1792 o
Vendimia del año1, coincide con el equinoccio de otoño de ese año. Eliminando así
el 1 de enero como fecha inicial del año, fecha que como se ha visto, fue derivada
del calendario Juliano, y establecida en función del inicio de las sesiones del
Senado Romano varios siglos atrás.
Los
años bisiestos seguían para su determinación una regla diferente a la que aún utiliza
el Calendario Gregoriano, y más perfecta. Se entiende que cada cuatro años
existe un bisiesto, excepto cada 128 años que tiene dos, ya que al durar el año
sideral aproximadamente 11 m y 14 s más que el año trópico, se acumula un error
que se convierte en un día cada 128 años. Así pues, en un intervalo de 128 años
existían 31 bisiestos en vez de 32. De ésta manera se logra una mayor
aproximación a la duración del año trópico que la alcanzada con la aplicación
del Calendario Gregoriano.
Durante
los años que estuvo en vigor, el calendario republicano funcionó internamente
en Francia de una forma satisfactoria. Los mayores problemas eran ocasionados
por cuenta de las comunicaciones con el mundo exterior, donde imperaba el
calendario Gregoriano.
Pues
bien, luego de éste ensayo, el Calendario Revolucionario fue abolido por
Napoleón en agosto de 1805. Varias décadas después en 1871, fue brevemente
reinstaurado por la Comuna de París, durante varios meses.
Está
claro que en los últimos sesenta años se han probado una serie de iniciativas
para traer la paz a la Tierra, así como para restaurar el medio ambiente, sin
mayor éxito por cuenta de los fabricantes de armas y de la actividad
capitalista de explotación depredadora.
Una
solución fundamental aún no ha sido probada: ‘Cambiar el Calendario’. Sí, se
trata de sustituir el calendario, medida que consiste en efectuar un cambio
fundamental y profundo en el manejo del tiempo que conlleva una evolución de la
consciencia humana. Pensadores de avanzada consideran que sólo un cambio en la
conciencia general traerá las soluciones creativas tan necesarias. El hecho de
cambiar el calendario que se usa todos los días, hace que se modifique la percepción
de la conciencia para establecer la percepción de la llegada de un nuevo tiempo
en la Tierra.
Parafraseando
al Movimiento Mundial de Paz impulsado por la Red de Arte Planetaria que apoya
el cambio de la medición del tiempo al calendario de trece lunas, a
continuación se toman algunos pensamientos válidos...
ü La
Reforma y el Plan de Paz del Calendario de Trece Lunas representan un cambio
fundamental que no ha ocurrido en la sociedad humana por espacio de cientos de
años.
ü La
Reforma del Calendario de Trece Lunas no sólo constituye un cambio fundamental,
sino que también representa un retorno a la percepción del ‘Tiempo Natural’.
ü El
retorno al Tiempo Natural a través de la Reforma del Calendario de Trece Lunas,
provee la base para reformular las prioridades humanas y la organización social
requerida con relación a la protección del medioambiente.
ü Se debe
aprender inmediatamente sobre las ventajas del calendario propuesto y así
ayudar la campaña de implementación del Nuevo Tiempo.
ü El
Calendario Gregoriano no tiene lógica ¿por qué continuar con algo que no tiene razón
de ser?
Por
ahora le conviene al observador, reflexionar desapasionadamente y con juicio
sobre las implicaciones de asumir éste trascendental tema.
"Es
el artista quien tiene el enorme poder necesario para cambiar el mundo” .Anónimo.
------------------------------------------------------------------------------------
Fuente:
Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor:
Daniel García Vanegas
ETIQUETAS:
Astrología, zodiaco, horóscopo, almanaque, calendario, mitología,
retrospectiva, cosmovisión, tiempo, sumerios, tradición, humanidad, historia.
Namasté…
Les
saludo una vez más, en ésta ocasión para despedir por algún tiempo el tema de
la astrología, salvo que haya algunos lectores interesados en que profundicemos
conjuntamente sobre algún tema en particular, en especial por cuenta de sus valiosos
aportes.
Como
siempre les agradezco su atención y deferencia, mientras se escuchan solicitudes
o recomendaciones sobre nuevos temas a tratar en futuras entregas de éste
vehículo de difusión del conocimiento.
No
olviden compartir, pues gracias a su colaboración éste blog sobrepasan las
350.000 visitas, a lo largo de algo más de dos años de existencia..
Namasté
[1] www.lawoftime.org
consultado diciembre 14 de 2015.
[2] www.13lunas.net consultado
el 15 de diciembre de 2015
No hay comentarios.:
Publicar un comentario